SAO PAULO.- El presidente de Brasil, Michel Temer, afirmó hoy que la posible inhabilitación política del exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, condenado en segunda instancia por corrupción, añadiría «tensión» al país y señaló que preferiría que fuera vencido en las urnas.
«Desde el punto de vista político, yo personalmente apreciaría que él (Lula) no tuviese todas esas responsabilidades, que pudiese disputar la elección y que fuese vencido en el voto porque esto pacificaría el país», señaló Temer en una entrevista con ‘Radio Bandeirantes’ en Sao Paulo.
Lula (2003-2010) fue condenado el pasado miércoles por un tribunal de segunda instancia que ratificó y aumentó de nueve a doce años la pena de cárcel que pesa en su contra por los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero en un proceso relacionado con la trama destapada en la petrolera estatal Petrobras.
La sentencia deja al líder del Partido de los Trabajadores (PT) al borde de la inhabilitación política ante las elecciones presidenciales del próximo octubre, pues la legislación brasileña prohíbe expresamente que condenados en segunda instancia se postulen para cargos electivos.
Temer manifestó que la posible no participación en las elecciones del antiguo dirigente sindical «tensiona el país» y que lo que hay que hacer ahora en Brasil es «relajar las relaciones».
«En los últimos tiempos Brasil vive una tensión permanente y esto no es bueno para el país. Personalmente, solo en el plano político, creo que si (Lula) pudiera participar en las elecciones y eventualmente ser votado sería más tranquilo para el país», agregó.
El actual jefe de Estado subrayó además que Lula tiene «mucha carisma» y rechazó que esté «políticamente muerto».
Lula, quien ha manifestado en repetidas ocasiones su deseo de participar en los comicios de octubre, encabeza con ventaja todos los sondeos de opinión.
El PT lanzó su precandidatura tras la sentencia de la pasada semana, aunque la decisión final sobre su futuro político estará en manos del Tribunal Superior Electoral.
Michel Temer dejará la Presidencia de Brasil el próximo 1 de enero de 2019, cuando entregará al poder al vencedor de las elecciones presidenciales.