Marrakech (Marruecos).- El fuerte terremoto que golpeó varias zonas del Atlas el pasado 8 de septiembre dañó gravemente importantes sitios históricos del país que remontan a más de ocho siglos. Algunos han quedado reducidos a ruinas, como la mezquita Tinmel, un edificio clave del siglo XII Patrimonio de la Humanidad.
El seísmo golpeó las regiones de Al Haouz, Tarudant y Marrakech, zonas de gran simbolismo histórico al ser los feudos de los imperios más importantes de Marruecos desde la Edad Media, con los Almorávides (siglo XI), los Almohades (XII) y los Saadiín (siglo XVI), que dejaron una multitud de mezquitas, edificios y kasbas (fortalezas) que resistieron al paso de los siglos, pero algunos no se salvaron del seísmo.
Una fuente del Ministerio de Cultura marroquí explica a EFE que, tras la tragedia, se realizó un primer inventario de los monumentos damnificados que incluye sitios en Marrakech, Tarudant, Al Haouz y en Uarzazate.
«Hay actualmente una misión compuesta por expertos en patrimonio y arquitectos del ministerio que estudian en profundidad los monumentos que se encuentran en estas zonas», indica la misma fuente, que subraya que este informe se concluirá en los próximos días y se comunicará de manera oficial cuando termine la primera fase de intervención, centrada en lo humano.
MARRAKECH, ESPECIALMENTE AFECTADA
El director regional de la representación de la UNESCO en el Magreb, Eric Falt, se desplazó al día siguiente de la catástrofe a Marrakech, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985 y que encierra un gran número de importantes sitios históricos, y lamentó que «el impacto es mucho más importante de lo que nos esperábamos».
El responsable señaló importantes grietas en la torre de la mezquita Koutoubia, construida en el siglo XII y considerada como emblema de la ciudad ocre y ciudad «hermana» de la Giralda española.
También mencionó la destrucción completa de la mezquita Jarbouch adyacente a la mítica plaza Fna, grietas y caída de partes de las murallas, además de importantes daños en el barrio judío Mellah con destrucción de casas antiguas.
Tras el terremoto cerraron varios monumentos de la ciudad ocre como el palacio Badi (del siglo XVI) y el palacio Bahia (que remonta al siglo XIX), donde constató EFE daños como una cornisa rota y al lado del muro lateral casas tradicionales completamente colapsadas.
Abderrahim Kassou, especialista en patrimonio arquitectónico y secretario general de la filial de la ONG Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), explica a EFE que el monumento que mayor daño ha sufrido es la mezquita de Tinmel, situada a pocos kilómetros del epicentro del seísmo, que fue construida con adobe y madera.
«Es un monumento de gran valor histórico que está casi destrozado. Han caído las arcadas, los muros y el minarete del edificio», indica Kassou, que realizó una visita de inspección al lugar el pasado domingo.
El experto señala que otra misión de expertos se desplazará al lugar a finales de mes para establecer un informe detallado sobre los daños, en colaboración con especialistas de varios países, entre ellos España.
TINMEL LLEGÓ A INFLUIR SOBRE AL ANDALUS
Tinmel fue el feudo del imperio de los Almohades a principios del siglo XII y un lugar de fuerte connotación espiritual construido en memoria del fundador de la dinastía, Mahdi Ibn Toumert, y donde se encuentran los mausoleos de los tres primeros califas de este imperio.
Según el especialista en el patrimonio arquitectónico del sur de Marruecos Jaafar Kansoussi, esta ciudad en aquella época llegó a tener una influencia sobre el norte de África hasta la frontera de lo que es actualmente Egipto, en el sur hasta Senegal y en el norte hasta España en la época de Al Andalus.
Además la mezquita de Tinmel, Kansoussi alerta que otros sitios históricos importantes fueron damnificados también, como las famosas kasbas de Uarzazate o las conocidas murallas de Tarudant que remontan a la época de los Saadiín en el siglo XVI con un perímetro de más de 7 kilómetros y más de 8 metros de alto, y consideradas las murallas más grandes de África.
«El terremoto supuso un golpe profundo para Marruecos y afectó a monumentos que recuerdan una época dorada de la historia del país con edificios que han resistido más de ocho siglos», lamenta Kansoussi.
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