La cárcel del Encuentro tiene capacidad para 736 reclusos y fue construida para enfrentar la violencia en prisiones ecuatorianas.
El traslado de presos a la cárcel de máxima seguridad en Ecuador incluye a 173 reclusos desde Guayaquil.
Guayaquil (Ecuador).- La Armada de Ecuador movió este miércoles a 173 presos que estaban en una cárcel de Guayaquil hacia la nueva prisión de máxima seguridad, emblema del presidente Daniel Noboa, en la que están recluidos cabecillas de grupos criminales y políticos como el exvicepresidente correísta Jorge Glas.
El traslado se realizó durante la madrugada, en coordinación con la Policía, y "bajo estrictas medidas de seguridad" y mediante "un convoy especializado", precisó la Armada en sus canales oficiales.
Los presos salieron desde la cárcel Regional de Guayaquil, una de las cinco prisiones que conforman el complejo penitenciario de esa ciudad, y fueron llevados hacia la cárcel del Encuentro, denominada así por Noboa en referencia al lema del Gobierno del expresidente Guillermo Lasso (2021-2023), al que reemplazó el actual mandatario.
Esta prisión, que tiene capacidad para 736 reclusos, empezó a construirse en junio de 2024 en un paraje de la provincia costera de Santa Elena, y estaba en un 35 % de avance cuando Noboa decidió enviar el pasado 10 de noviembre a los primeros 300 presos "más peligrosos", entre los que incluyó a Glas.
La cárcel del Encuentro se alzó como respuesta a la crisis de violencia criminal que azota las prisiones ecuatorianas en los últimos años, donde han sido asesinados más de 600 reclusos desde 2021, la mayoría en una serie de masacres por enfrentamientos entre bandas rivales.
Ecuador atraviesa desde hace varios años una profunda crisis de seguridad penitenciaria, marcada por el fortalecimiento de grupos criminales organizados y el control que estos ejercen dentro de las cárceles.
Desde 2021, el sistema carcelario ha sido escenario de reiteradas masacres, producto de enfrentamientos entre bandas rivales por el dominio interno de los centros de reclusión, lo que ha dejado más de 600 presos asesinados y ha evidenciado graves falencias en el control estatal.