SANTO DOMINGO.- La muerte de al menos tres privados de libertad durante un motín ocurrido la noche de este sábado en la Penitenciaría Nacional de La Victoria, donde también resultaron heridos nueve internos; uno de ellos en estado de gravedad, está siendo investigada por las autoridades, quienes aseguraron que el penal está bajo control de un contingente policial.
A sus dos hijos, le dedicó sus últimas palabras el interno Rafael Batista, alias Rasputín, antes de que las heridas que recibió durante la trifulca, le quitaran el último respiro.
“Llamó al esposo mío y le dijo que le habían dado dos tiros dentro de la celda y que se estaba muriendo y que le cuidara a los hijos”, relató la madre del hoy occiso, Ana Lucía Batista.
Además de batista los otros muertos fueron identificados como: Juan Nicolás Ovalles Ferrán, alias el Mello de 30 años y Pedro Luis Moreno Díaz de 31.
De acuerdo a los familiares de Batista, quien llevaba dos años y medio guardando prisión en la Penitenciaría Nacional de La Victoria, este mismo mes saldría en libertad, por lo que su madre quien vive en los Estados Unidos, permaneció en el país para recibirlo cuando saliera del recinto carcelario.
Familiares de los privados de libertad acusan del enfrentamiento ocurrido en las áreas del patio uno y dos, a un preso solo identificado como “Cangrejo”, supuestamente condenado a 30 años de prisión.
Pero la mayor cuestionante de los parientes de los internos de La Victoria, quienes a tempranas horas de este domingo fueron dispersados con bombas lacrimógenas, es el hecho de cómo fueron ingresadas al centro correccional las armas con que se cometió el hecho.
Justo en la entrada del recinto, un letrero establece las normas para los visitantes y la regla número seis indica que: se prohíbe el acceso al centro con armas blanca y de fuego, así como objetos cortos punzante.
“A donde encontró ese preso esa pistola, okey, la puede tener pero a dónde encontró él la llave a las 10 de la noche para abrir y matar esa gente; eso es un agente grande ahí que le dio esa llave, denunció Juan Leger, padre de uno de los internos.
La mayor cantidad de personas que este domingo acudió al recinto eran madres que desesperadas y en medio de incertidumbre buscaban alguna información del estado de sus hijos.
Aunque en horas de la mañana fue suspendida la visita por el caos generado, a las 12 y media del día se les permitió el ingreso a los familiares de los internos que como de costumbre acudieron este domingo a llevarles alimentos, vestimentas y otros artículos a sus parientes.
Seis de los heridos fueron trasladados al Hospital Francisco Moscoso Puello, mientras que los otros tres recibieron atenciones en la unidad médica del mismo recinto, según la Procuraduría General de la República.
“La Policía Nacional bajo la coordinación de la policía preventiva tiene absoluto control de este penal, está en un proceso investigativo que está siendo encabezado por el Ministerio Público, hay un personal de la Dirección Central de Investigaciones Criminales de Inteligencia para establecer las circunstancias en que se produjo este lamentablemente hecho”, indicó el vocero de la institución del orden, Diego Pesqueira.
Ambulancias y un personal médico se encontraban en el penal que fue reforzado por un amplio dispositivo de agentes policiales con armas largas y también con tablas de madera en mano.