La oferta que nuestro presidente Luis Abinader, les hizo a los argentinos, en su reciente visita a esa nación, me encantó; les dijo, entre otras cosas, “todos los argentinos que nos visiten tendrán una clase de merengue gratis en nuestro país”. En un mundo de tanta tensión como el que estamos viviendo, con tantas corrientes negativas y formalismo, esa inesperada oferta, que mueve a sonreír, es uno de los regalos más hermoso, valioso, relajante y significativo que le podemos hacer a los turistas que llegan a nuestra nación; deberían imitarlo, en aquellos países que como nosotros, se sientan orgullosos de su música típica y busquen inyectar alegría por doquier.
El merengue, como nuestro mangú, sancocho y los valores históricos, culturales, proyecta de manera magistral la esencia del dominicano; su ritmo es cadencioso y al bailarlo se exhibe la gracia, alegría interior, espontaneidad, picardía, la coquetería innata; además, es una manera de relajarse, de hacer catarsis, de botar el stress. No en vano fue reconocido por la UNESCO como un bien inmaterial de la humanidad. Bailarlo es sacar pinceladas hermosas de la vida; líderes políticos, empresariales, etc., que quieren exhibir algo positivo de su YO interior, aspectos afines con el pueblo llano y humilde, suelen bailarlo en cualquier escenario; es una manera de inspirar confianza. Invitara bailarlo es invitar a dar amor y alegría.
Los comunicadores sociales, antes de hablar de un país o criticar a sus máximos representantes, deberían informarse bien del alma de la nación a que harán alusión, para que no se equivoquen. De nuestro país, deberían saber que somos alegres, extrovertidos; que el merengue proyecta nuestra personalidad como nación y que al darle la bienvenida a los turistas tocándolo en el aeropuerto o donde sea, con un conjunto musical, con un “perico ripiao”, lleva el mensaje, ¡disfruten, sean felices en esta tierra!
La mejor muestra de cariño y acercamiento que puede hacerle nuestro presidente a los ciudadanos del mundo que nos visitan, es ofrecerles clases de como bailarlo; significa como relajarse, ser autentico, cercano a la gente; es un respirar profundo, buscar paz. Además, bailarlo no requiere pose ni estilismo ni lucir elegante, mientras más informal te viste y te mueve, es mejor.
Me dolió, al enterarme que una comunicadora argentina, Viviana Canosa, utilizando fuertes epítetos, improperios, quiso descalificar a nuestro presidente Abinader por facilitar el rápido aprendizaje de bailar merengue a los turistas argentino. Por sus actitudes y acciones, parece muy tensa; le haría bien venir de turista, conocernos mejor y bailar merengue; bailarlo o simplemente, escucharlo y tongonear el cuerpo, serena el espíritu; sería una estupenda terapia para ella. Afortunadamente, la mayoría de los periodistas argentinos son profesionales dignos, ecuánimes, investigadores cautos, juiciosos, objetivos, inspiran credibilidad.
Dicen que Canosa conduce el programa “Agarra la Pela” en su pais; que desde 2019, dirige un espacio político llamado “Nada Personal” por TV; que en 2021 comenzó otro programa “Viviana con Vos”; parece sin rumbo y controversial; en el 2020 se vio envuelta en un escándalo, tras beber en su programa de una botella que contenía dióxido de cloro (CDS), un químico peligroso.
Aseguran que le molestó la oferta que hizo el presidente Abinader porque rechaza todo lo que pueda ser grato al presidente de su país, Alberto Fernández. Debe revisarse; eso no le da derecho a insultar el pueblo dominicano ni pretender ridiculizar nuestro merengue, un ritmo autóctono, de múltiples matices musicales con el que nos conocen en el mundo; además, es patear lo que probablemente sea su medicina. Ojalá visite el país y aprenda a bailarlo, para que comience a sacar de su interior, todos los tóxicos que secuestran su alma.