Madrid. – El feminismo europeo tiene algo que celebrar este 8M: el acuerdo para una ley comunitaria de violencia de género, que deja sin embargo una sensación agridulce a las eurodiputadas españolas que la negociaron por la «escalofriante» oposición a clasificar esa lacra como eurodelito o tipificar la violación según el consentimiento.
La primera directiva europea sobre violencia de género, consensuada hace un mes por el Consejo y el Parlamento Europeo, está apenas pendiente del voto en el pleno de la Eurocámara -probablemente a finales de abril- y del visto bueno de los Estados miembros para hacerse realidad.
Sus promotoras confían en que pueda salir adelante antes de las elecciones europeas de junio; de lo contrario, la negociación tendría que comenzar de cero y habría que convencer a las fuerzas de extrema derecha que, a juzgar por los sondeos, tendrán más poder en la próxima legislatura.
«Tengo la absoluta convicción de que si no la hubiéramos sacado y si no la votáramos en abril (…), la composición del Parlamento Europeo para la siguiente legislatura hubiera hecho imposible tener la primera directiva en nuestros 70 años de lucha (contra la violencia machista)», dijo Soraya Rodríguez, eurodiputada por Ciudadanos y del grupo Renew.
Con motivo del 8M, Rodríguez reflexionó sobre ese nuevo reglamento en un encuentro con periodistas en Madrid junto a otras tres eurodiputadas españolas que han contribuido a impulsarlo: Rosa Estaràs, del Partido Popular (PP); María Eugenia Rodríguez Palop, de Unidas Podemos y Sumar; y Lina Gálvez, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Todas forman parte de la comisión de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Género (FEMM) del Parlamento Europeo, y participaron en el impulso a una normativa que amplía la lista de agravantes en los delitos de violencia contra las mujeres.
La futura ley también armoniza tipos penales para crímenes como la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado y varios tipos de violencia de género en línea, como la publicación de material íntimo sin consentimiento de la víctima.
«Va a ser la primera ley internacional que regula delitos de ciberviolencia», recalcó Rodríguez.
La mayor decepción para las negociadoras fue la falta de mayoría para penalizar en todos los países la violación sobre la base de la falta de consentimiento, como sucede ya en España a raíz de la ley del «solo sí es sí».
Para su sorpresa, Francia y Alemania, dos países que presumen de defender la igualdad de género, insistieron en que no había base jurídica suficiente para ello.
Definición común de violación a nivel europeo
No obstante, las negociadoras sí lograron «que por primera vez haya una definición común de violación a nivel europeo», basada en el consentimiento; y que los Estados miembros estén obligados a «hacer campañas anuales de prevención», precisó Rodríguez.
La directiva obliga además a revisar dentro de cinco años los delitos que quedan bajo su paraguas, por lo que las eurodiputadas confían en que entonces pueda añadirse la violación.
Lo que ven más improbable, al menos a corto plazo, es lograr que la violencia de género se considere un eurodelito, algo que intentaron durante la negociación de la ley y que resultó «frustrante», en palabras de Palop.
La UE calcula que el 22 % de las mujeres en los Estados miembros ha sufrido violencia física o sexual por parte de sus parejas, y el 43 % ha padecido violencia psicológica, aunque esos datos no se han actualizado desde 2014 y no reflejan toda la realidad, ya que la mayoría de los casos no se denuncian.
«Si estuviéramos hablando de ciudadanos de cualquier otro sector, la Unión Europea (…) hace años que hubiera comenzado a buscar legislaciones comunes para proteger a este número de ciudadanos», opinó Rodríguez.
«Es casi tan escalofriante la actitud de los legisladores, entiéndase Consejo, Comisión y Parlamento, como el número de víctimas», añadió.
Sin embargo, matizó que habría sido un «fracaso estrepitoso» no llegar a un acuerdo sobre la directiva de violencia de género.
«Es mucho más de lo que teníamos, y se da un paso adelante», reflexionó Estarás.
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