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Un extraño negocio urbano

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José Báez Guerrero.

Se me hace difícil olvidar cuán bobo me sentí una vez que, cuando tenía unos doce o trece años de edad, a ver cómo techaban con cana un gazebo en una finca de un tío mío, comenté “¡qué crimen, cuántas palmas habrán tumbado!”, a lo que mi tío, que además era padrino mío, me respondió: “No seas burro, la palma cana regala sus hojas sin que haya que tumbarla…”.

Recordé ese momento hace unas semanas cuando ví a un camioncito cosechar los cientos o quizás miles de palmas canas que el Ayuntamiento del Distrito Nacional ha sembrado en la avenida Abraham Lincoln en Santo Domingo.

“Qué bien”, pensé, “están dándole mantenimiento a la isleta central que tan buen aspecto ha ido tomando con las canas y los jardines intercalados de uva de playa…”.

¡Qué equivocado estaba! Lejos de un mantenimiento, era como dije una vulgar cosecha de cana, materia prima escasa y de buen precio pues se usa para techar terrazas en condominios, casas campestres y hasta ciertos edificios como por ejemplo el salón de exhibición de la Nissan en esa misma avenida.

Digo “vulgar cosecha”, porque los hombres que se dieron a esa tarea acomodaron muy ordenadamente las canas que iban cortando, evidentemente para darle el uso para el cual sirven, mientras los restrojos y desperdicios los iban dejando en calles y aceras ¡hasta el sol de hoy jueves!

Cualquier munícipe de Santo Domingo quisiera saber qué ha hecho el Ayuntamiento con la valiosa cosecha de canas, cuyo valor estoy seguro debe alcanzar para pagar la recogida de los desperdicios que fueron dejados en la acera y los contenes como si las brigadas que realizaron el corte no tuvieran ninguna obligación de no dejar tanta basura regada.

Esta es la clase de negocio que uno se pregunta si aparecerá en los libros de contabilidad del Ayuntamiento, donde todo lo que parezca basura (como en los vertederos) ha sido tradicionalmente fuente de enriquecimiento de los amigos o socios de las autoridades de turno.

Ahora que en la Sala Capitular hay tantos regidores cuyo interés por la salud de la administración municipal luce que será provechosa, al menos a juzgar por sus intervenciones mediáticas, ojalá algunos se interesen en preguntarle al Síndico sobre el negociazo de las palmas canas, porque es imperdonable que se las lleven dejando detrás tanta basura.

José Báez Guerrero

www.josebaezguerrero.com

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