Lo sabe todo el mundo (incluyendo a los policías, claro): El delincuente investiga, planifica los detalles, prepara los recursos y actúa calculando ventajas y riesgos. Entonces, los delincuentes sabían que en esa casa que asaltaron, amordazando a todos, vivía nada menos que un General, Rommel López (¡precisamente de la Policía Nacional!) con esposa e hijos, bajo el cuidado de no menos diez escoltas, como todo General que se respete. (El peor mensaje no es para el nuevo jefe de la Policía, que ha prometido, como todos, frenar la delincuencia, sino para todos nosotros, los ciudadanos de un país llamado Sálvese el que Pueda).
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