En mi dilatada vida como periodista profesional, tuve la oportunidad de entrevistar importantes personalidades como presidentes, primeros ministros, políticos, líderes religiosos, artistas famosos y deportistas, entre otros, llenándome de gran satisfacción en mi carrera como comunicador.
Pero, mi encuentro más importante fue cuando en un momento sentí la inquietud de hacerle una entrevista a Jesús, el Hijo del Dios Viviente. Pero, ¿como lo haría?, y me di cuenta que era posible cuando lo conocemos, de manera personal, como nuestro Salvador y Señor, estableciendo una hermosa relación de Padre a hijo, y Biblia en mano, nos surgieron algunas preguntas que queremos compartir. Me imagino la sonrisa de Jesus ante mi atrevido interés de querer entrevistarlo.
Admiro el inmenso deseo que tiene Dios de hablar con el hombre, a través de su palabra y la oración, al igual como lo hizo, en la antigüedad, a los padres por los profetas. Pero ahora, Dios habla a través de su Hijo, Jesucristo. Las Sagradas Escriturras están a la disposición de todos los que deseen conocer a Dios de todo corazón. Jesús dijo que su palabra hablada es Espíritu y vida. Aprovecha, Jesús quiere también hablar contigo, siempre está disponible para ti.
La Biblia, nos dice que “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó herededro de todo, y por quien asimismo hizo el universo”, (Hebreos 1:1-2).
Lo primero que pregunté al Hijo de Dios que ¿cómo ve al ser humano que por causa del pecado se ha alejado de él, y qué propósito tiene para rescatarlo, liberarlo de las garras de Satanás y de la condenación eterna en el infierno? Antes de responderme algo extraño me ocurrió y fue que pude percibir el profundo amor de Dios hacia el pecador, pero, al mismo tiempo, su aborrecimiento al pecado.
Jesús respondió que “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”, y que su plan de salvación está explicado claramente en la Biblia, y que todo lo que registra el Sagrado Libro es la verdad absoluta y completa, inspirada por Dios. Y que para ser salvo todo ser humano necesita arrepentirse del pecado. Todos en algún momento han pecado, porque “no hay justo ni aún uno” (Romanos 3:10), y «por cuantos todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios», (Romanos 3:20).
¿Cómo el hombre puede arreglar cuentas con Dios y volver a disfrutar de su gloria?, el Redentor dijo que es através del Evangelio, y que su salvación sería por gracia mediante la fe en Él, y al referirse al inmenso amor del Padre hacia la humanidad, manifestó que “de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigenito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su hijo al mundo, para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por el» (Juan 3:16-17).
Al mismo tiempo, Jesús reveló a mi espíritu la grandeza de su sacrificio en la cruz del calvario y dijo que murió, expiando así los pecados pasados, presentes y futuros de todo ser humano y resucitó al tercer dia. Y afirmó que dio su vida por amor, para rescatarnos del presente siglo malo y disfrutar de su gloria venidera, preparada para todos los que se arrepientan de sus pecados y lo acepten como su Señor y Salvador, y obedezcan su palabra, tras nacer de nuevo espiritualmente, y que esa invitación esta vigente mientras la puerta de la gracia esté abierta.
A la pregunta, acerca de ¿qué opinaba de aquellos religiosos que proclaman la existencia de otros medios de salvación y mediadores, que viven ofreciendo prosperidad y todos los bienes mundanales que se pueden alcanzar en este planeta? Al respecto, dijo “que hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Tim. 2:5). Y exhortó a los hombres con inquietudes espirituales a no dejarse engañar por los falsos profetas y pastores, que predican un falso evangelio, que se han levantado en estos tiempos, y anunció que su retorno, para buscar a sus redimidos por su sangre, está a la puerta.
Durante mi entrevista con Jesús, entendí a profundidad, que solo por su nombre puede el hombre pecador alcanzar a Dios, no son los santos ni los angeles o alguna persona viva o muerta u objeto alguno ni por uno mismo.»Solo Cristo Salva». » Yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie viene al Padre si no es por mi», fue la respuesta que me ofreció Jesús al preguntarle sobre la creencia popular de que todos los caminos conducen a Roma.
¿Señor Jesús, qué sucedería al hombre que te rechace? El Salvador con mucha tristeza respondió que, el que haga eso, caería en condenacion, porque «el que cree en el Hijo tiene vida eterna pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre el», (Juan 3:36). «Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro»,(Roma nos 6:23). Asimismo, reiteró que «el que en el cree, no es condenado; mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigenito Hijo de Dios» Juan (3:18).
¿Y que ocurrirá si el hombre pecador decide creer en el evangelio? A esta pregunta Jesús dirigió mi mente a la porción de Juan 1:12 que dice: «Mas todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Al contrario de lo que muchos piensan, comprendí que no todos somos hijos de Dios, sino solo simples criaturas. Y que para ser hijo de Dios, ahora el hombre tiene la oportunidad de serlo, dependiendo si acepta o no a Jesus como su Señor y Salvador.
¿Entonces que debe hacer el hombre para ser salvo? Jesús reiteró que el apostol Pablo inspirado por el Espíritu Santo revela que la salvación del hombre es un regalo divino, «porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se grorie» (Efesios 2:8-9). Es decir no por lo bueno que yo haga seré justificado ante Dios sino solo por la fe en Jesucristo.
Gracias Señor Jesús, porque siempre está disponible para satisfacer las inquietudes de todo hombre que anhela, de todo corazón, ser salvo por tu gracia y misericordia infinitas. Dios bendiga a mis amigos lectores.
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