Hoy iba a publicar un artículo sobre los personajes míticos que voy conociendo cada vez que visito la zona colonial, sobre las peculiaridades de las personas que uno ve allí y cómo uno, hasta deteniéndose a hablar con un desconocido se puede aprender.
Sin embargo, hoy me desperté con la triste noticia de que había fallecido mi bisabuela Muñeca. Mama, como cariñosamente le decimos sus familiares, fue un ejemplo de amor, de devoción e indudablemente líder de nuestra familia y en nuestra sociedad. Desde pequeña, Mamá siempre me impresionaba porque a pesar de su edad, nunca dejaba de andar perfectamente arreglada. Mama se combinaba desde los aretes hasta la punta del pie y ella siempre me decía que el día que ella no estuviera, yo podría coger todas sus prendas para mí siempre y cuando las compartiera con mis primas. Estoy segura que no sería la única que estaría de acuerdo en que más que prendas, nos hubiera gustado tener más tiempo con Mamá o haberla podido acompañar en los días en que recibía a artistas en Bartolo primero, quienes hoy en día cuando los conozco no dejan de expresar su agradecimiento porque si no fuera por Mamá, no hubieran podido tener tan exitosa carrera en su área.
Con más de noventa años, aunque aveces le fallara la memoria, Mama podía contarme de su tienda de discos, que fue la primera en nuestro país. Con su hermana Alicia, Mama viajó por el mundo conociendo culturas y personas quienes hoy en día no dejan de hablar de ellas con cariño y aprecio. De los viajes de Mama y Abuela Alicia nacieron relaciones que hoy en día han formado bellas familias y experiencias que hoy en día han formado la forma de ser y costumbres de personas que las conocieron.
El legado más bello que puede dejar una persona en la vida de otra es la de haber impactado, de haber ayudado y de haberse ido de este mundo dejándolo al menos un poco mejor de como estaba cuando llegamos a el.