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Urgente: Caciquismo y falta de voluntad en Pedernales

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Tony Pérez

Tony Pérez

¿Por qué la carretera Barahona-Pedernales es hoy, a la luz de las demandas del siglo XXI, un trillo que solo sirve para que se ejerciten y busquen el calor del asfalto las vacas, burros, caballos, iguanas, culebras y cangrejos?

¿Por qué los cafetales de las lomas de Pedernales que, sin que la gente lo sepa, tanto sabor han aportado al paladar dominicano e internacional, fueron abandonados a su suerte durante décadas?

¿Por qué las tierras de Los Olivares y otras de las pocas cultivables de esta provincia fronteriza, limitadas en su productividad por la escasez de agua, no son optimizadas con la instalación invernaderos y otros sistemas de producción bajo ambientes controlados?

¿Por qué autorizaron una cementera extranjera que depreda todo el entorno de Bahía de las Águilas, foco de atención mediática para la explotación turística? ¿Por qué, si nada aporta a la comunidad?

¿Por qué prácticamente le regalaron a esa compañía las viejas instalaciones de la minera estadounidense Alcoa Exploration Company (muelle, aeropuerto, playas, hoteles), si ese es un componente fundamental para el aprovechamiento turístico? ¿Dónde están los responsables? ¿Qué dice el contrato?

¿Por qué la playa de la capital de la provincia, Pedernales, que durante los años 70 contaba con un centro de diversión y un balneario envidiable donde cientos de pueblerinos compartían todos los fines de semana, hoy es un arrabal abandonado a suerte? ¿Por qué, en vez de sembrar toda la costa de cocales, palmas y otras plantas, exprimieron tanto la playa que el mar jamás ha podido reponer su arena?

¿Por qué si Pedernales tiene fama por sus pescados y mariscos, carece de cooperativas de pescadores regenteadas por el Estado?

¿Por qué el Gobierno no ha levantado allí un centro tecnológico para el adiestramiento de talentos y generación de empleos?

¿Por qué Edesur nunca ha cambiado el sistema de iluminación pública pese a que las lámparas aluzan menos que un cocuyo?

¿Por qué el béisbol, volibol, campo y pista y el baloncesto jamás han sido iguales? ¿Por qué desaparecieron las Pequeñas Ligas con todo y estadio especial para ellas? ¿Por qué desaparecieron las orquestas y las mujeres músicos de los años setenta? ¿Por qué es tan difícil organizar un club y tan fácil ver a un joven consumidor de drogas ilícitas?

¿Por qué dejamos de ser modelo de calles limpias y jardines bien cuidados para seguir compitiendo, como antes, con Baní? ¿Por qué el pueblo luce deforestado?

¿Dónde están los nombres de quienes aconsejaron o se convidaron con los presidentes de la República para que hoy seamos lo que somos? ¿Por qué será que muchos de los acusan a los ex presidentes por tal desgracia, ocultan y aúpan a los cabilderos si estos son tan culpables?

¿Por qué los políticos nos venden la verdad a medias de que la población decrece por la pobreza pero ocultan el crecimiento inducido por ellos mismos de barrios periféricos y hacinados que operan como enclaves de votos electorales?

La media de habitantes de Pedernales para las últimas décadas anda por los 20 mil habitantes, incluidos los no residentes. Ni siquiera en los mejores tiempos cuando los empleos no eran tan escasos (70 y 80 de la Alcoa), la población superó los 30 mil. En aquella época, familias enteras del Este y el Cibao mudaron al pueblo, y crearon otras generaciones.

No pretendo de Joseph Eugene Stiglitz dominicano. No hay que ser Nobel de Economía ni nada parecido para darse cuenta de que un trocito de tierra con 20 mil personas, más o menos, podría convertirse con poco esfuerzo, aun sin turismo, en “una tacita de oro”. La misma que me prometió en 1996 el Presidente Fernández y luego incumplió pese a mil y un reclamos míos.

Pero hasta ahora Pedernales nunca importó a los gobiernos porque representa poco en términos electorales y el nivel de anestesia inoculado en los cerebros de mucha de su gente las ha llevado a un estado vegetal.

El caciquismo tiene bajo sus leyes a la provincia Pedernales. Y el Estado ha sido el gran padrino de esa rémora. Aquello hay que refundarlo y apoderar a la comunidad. Ningún pueblo debe estar a expensas de los caprichos de dos o tres oportunistas. Cuando eso sucede, quedan listas las cimientes para el desorden generalizado, aunque el conformismo y la inconformidad parezcan allí irremediable.

Al Estado le ha faltado la mínima voluntad para rescatar a Pedernales del marasmo en que lo han metido los mismos políticos. Y sin voluntad, es difícil.

Ya lo decía el científico Albert Einstein: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.

Ojalá que tras el espectacular montaje con las tierras turísticas de la provincia, dirigido y producido por “los verdaderos padres de la patria”, el Presidente Medina potencie la voluntad que por décadas se ausentó de las mentes de nuestras autoridades.

Ahí estaré yo, si me lo permiten.

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