Redacción- No es solo el tráfico de una autopista a otra lo que hace que la presión arterial aumente durante el trayecto diario. Una nueva investigación muestra que los gases de escape que arrojan todos esos vehículos desencadenan un aumento significativo en la presión arterial de los pasajeros de automóviles.
El aumento observado es comparable al efecto de una dieta alta en sal, encontraron los investigadores, y el efecto puede durar hasta 24 horas.
“El cuerpo tiene un complejo conjunto de sistemas para tratar de mantener la presión arterial en el cerebro igual todo el tiempo. Es un sistema muy complejo y estrictamente regulado, y parece que en algún lugar, en uno de esos mecanismos, la contaminación atmosférica relacionada con el tráfico interfiere con la presión arterial”, señaló el investigador, el doctor Joel Kaufman, médico de la Universidad de Washington y profesor de ciencias de la salud ambiental y ocupacional.
En el estudio, su equipo condujo a adultos sanos de 22 a 45 años de edad tres veces a través del tráfico de Seattle en las horas pico mientras monitorizaban su presión arterial. En dos de los viajes se permitió que el aire de la carretera sin filtrar entrara en el coche, mientras que en el tercero el coche estaba equipado con filtros HEPA de alta calidad que filtraban el 86% de la contaminación atmosférica del tráfico.
Respirar aire sin filtrar resultó en aumentos de la presión arterial de más de 4.5 milímetros de mercurio, en comparación con las unidades con aire filtrado, señalaron los investigadores. El aumento se produjo rápidamente, alcanzando su punto máximo aproximadamente una hora después del viaje, y se mantuvo estable durante al menos 24 horas.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 28 de noviembre de la revista Annals of Internal Medicine. ”Sabemos que unos aumentos modestos en la presión arterial como este, a nivel poblacional, se asocian con un aumento significativo en la enfermedad cardiovascular. Cada vez se comprende más que la contaminación del aire contribuye a los problemas cardíacos. La idea de que la contaminación del aire de las carreteras a niveles relativamente bajos puede afectar tanto a la presión arterial es una pieza importante del rompecabezas que estamos tratando de resolver”, señaló Kaufman en un comunicado de prensa de la universidad.
La exposición a largo plazo a la contaminación atmosférica de las autopistas ya se ha vinculado con unas tasas más altas de enfermedad cardiaca, asma, cáncer de pulmón y muerte, señalaron los investigadores en las notas de respaldo. La contaminación del aire relacionada con el tráfico es también la razón principal por la que la calidad del aire es peor en algunos barrios y mejor en otros.
“Este estudio es emocionante porque toma el diseño estándar de oro para los estudios de laboratorio y lo aplica en un entorno de autopistas, respondiendo a una pregunta importante sobre los efectos en la salud de las exposiciones en el mundo real”, señaló el investigador principal, Michael Young, ex becario postdoctoral de la Universidad de Washington.
“Los estudios sobre este tema a menudo tienen dificultades para separar los efectos de la contaminación de otras exposiciones en las carreteras, como el estrés y el ruido, pero con nuestro enfoque, la única diferencia entre los días de conducción fue la concentración de contaminación del aire. Los hallazgos son valiosos porque pueden reproducir situaciones que millones de personas experimentan cada día”, concluyó Young.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email