Ankara.- Al menos 36.187 personas han fallecido y otras 108,000 han resultado heridas en Turquía debido a los dos fuertes terremotos de hace diez días, informó hoy la agencia de emergencias, Afad, mientras expertos advierten del riesgo de epidemias por la descomposición de cadáveres y la falta de medidas higiénicas.
Los temblores han derribado miles de edificios, bajo los que podrían haber aún atrapados decenas de miles de cuerpos, según han advertido varios expertos turcos e internacionales, y otros 50,000 han quedado muy dañados y tendrán que ser demolidos.
Mientras, una joven de 17 años ha sido rescatada hoy con vida tras pasar 248 horas atrapada entre los escombros de un edificio en la provincia de Kahramanmaras, donde se registró el epicentro del primer seísmo.
La región afectada por los sismos, de magnitud 7,7 y 7,6, se extiende por 100,000 kilómetros cuadrados y en ella viven unos 14 millones de personas.
Según Afad, más de 216,000 personas han sido evacuadas de las provincias más afectadas por los seísmos.
Coskun Aral, un reportero y fotógrafo de guerra que ha estado en la zona del desastre, ha asegurado a EFE que hay decenas de miles de cadáveres bajo los escombros y que algunos permanecerían allí durante mucho tiempo.
«He estado en muchas zonas de guerra y catástrofes, pero nunca había visto algo así», dijo Coskun, quien advirtió que podrían darse brotes de cólera si no se toman medidas contundentes ahora.
«Ya hay sarna, la gente lleva sin poder lavarse desde el primer día», advirtió.
Deniz Yavuzyilmaz, un diputado del partido socialdemócrata CHP, el principal de la oposición, ha asegurado que hay riesgo de epidemia debido a que los cadáveres que quedan entre los escombros están empezando a descomponerse, y que los miembros de los equipos de rescate que sacan los cuerpos no pueden asearse ni cambiarse de ropa.
Alpay Azap, especialista en enfermedades infecciosas, ha indicado que aún no hay epidemia en la zona, pero sí riesgo de que se produzca una, y que es importante que los cuerpos que están aún entre los escombros sean enterrados de forma apropiada.
También mencionó el riesgo de transmisión a humanos de enfermedades de los animales que murieron en el seísmo, así como de diarreas debido a problemas en el suministro de agua potable.