Redacción externa.- La crisis de violencia en Haití cobró una nueva víctima el pasado 12 de noviembre, cuando la médica uróloga Déborah Pierre fue asesinada a balazos al salir de la clínica de su padre en la calle Cameau, en Puerto Príncipe.
Según reportó primero el medio Ameriqueinfo en su cuenta de X, hombres armados abrieron fuego contra Pierre cuando se disponía a subir a su coche, matándola en el acto. Su padre, también médico y presente en el lugar, recibió un disparo y fue hospitalizado en estado delicado.
Este trágico ataque se produce en medio de una creciente ola de violencia en Haití, alimentada por pandillas que dominan varias zonas del país, incluyendo la capital. La escalada de violencia en Puerto Príncipe ha obligado a numerosas instituciones y comercios a cerrar, mientras que la población vive bajo el temor constante de ser víctima de secuestros, extorsiones o ataques.
La reciente toma de posesión del nuevo gobierno, liderado por el Primer Ministro Alix Didier Fils-Aimé, aún no ha resultado en medidas efectivas para detener el avance de estas bandas, que actúan con impunidad.
El asesinato de Pierre y el ataque contra su padre representan un golpe para el sistema de salud haitiano, ya afectado por la inseguridad que limita el acceso de profesionales y pacientes a instalaciones médicas.
En un país donde la violencia pandillera ha alcanzado niveles críticos, el impacto de esta tragedia resuena profundamente en la sociedad haitiana, que exige con urgencia acciones firmes y efectivas para frenar la violencia y restaurar la seguridad.
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