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¿Un ejército para Haití?

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Entre las malas ideas que he escuchado recientemente están las declaraciones del presidente de Haití, Michel Martelly, anunciando el restablecimiento del ejército en Haití, el cual fue eliminado en 1995 por haber sido parte esencial del problema político y no de su solución. Ese ejército desde 1950 había tumbado gobiernos democráticos y asesinado a miles de haitianos.

Haití no necesita un ejército, lo que necesita es un incremento en su fuerza policial la cual cuenta hoy día con apenas 10,000 hombres y mujeres, cuando para esta fecha el objetivo había sido llegar a 14,000 para eventualmente sumar 20,000. Con esa última cuantía bastaría esa policía para suplir el vacío que en unos cinco años, más o menos, creará la salida gradual de las tropas de la Minustah, que hoy incluyen a contingentes de ocho países latinoamericanos.  Desde hace años Panamá y Costa Rica tan sólo cuentan con policías, no tienen ejércitos y eso es lo que debe imitar Haití. El acercamiento de Martelly, antes de elegirse y ahora, a elementos duvalieristas, sus pasos por las maltrechas calles de Puerto Príncipe en ruidosas caravanas de una docena de automóviles a toda velocidad (Préval  no hacía eso), sus reiterados pedidos de helicópteros a empresarios dominicanos para recorrer su país, son indicios de las rápidamente desarrolladas ínfulas dictatoriales del presidente de Haití. Además de pedir 95 millones de dólares para entrenar y equipar un nuevo ejército de 3,500 hombres, quiere 15 millones de dólares adicionales para el pago de preaviso y cesantía a los cientos de oficiales que hace once años fueron cancelados. Estos obviamente muy agradecidos “veteranos” conformarían una guardia pretoriana que respondería directamente a sus órdenes.

Los recientes ataques verbales contra la Minustah y los pedimentos para su pronta salida también reflejan esos deseos de volver a un ejército propio, sin la presencia de soldados y policías cascos azules de Naciones Unidas. El argumento de Martelly de que necesita un ejército para custodiar la frontera es falaz, pues lo que esa frontera necesita son policías haitianos. Nuestro CESSFRONT desempeña más labores policíacas que militares y la frontera entre Estados Unidos y México no es custodiada por militares, sino por oficiales de migración, una policía fronteriza. Lo mismo ocurre en otras fronteras terrestres.

El 60% del presupuesto haitiano es financiado con cooperación internacional y, gracias a Dios, es muy improbable que los países donantes estén dispuestos a financiar un nuevo ejército, cuando han concentrado sus esfuerzos precisamente en el establecimiento de una policía. El crear ese ejército con recursos propios tan sólo sería a expensas de la educación y la salud de ese infeliz vecino.

Finalmente, el argumento de que los haitianos necesitan un ejército porque los dominicanos lo tienen, pudo haber sido una razón plausible en la segunda mitad del siglo diecinueve, cuando nuestros dos ejércitos luchaban entre sí, y cuando en el siglo veinte una o ambas naciones eran gobernadas por dictadores que amenazaban con atacar al otro país, pero no tiene ninguna base hoy día.

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