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Vivir sin esperanza

Un cordial saludo para todos mis queridos lectores.

Si me preguntaran que es la esperanza, yo la definiría como la fuerza que hace mover al mundo, o la fuerza o motor que hace mover a la humanidad. La real academia de la lengua española, da la siguiente definición: Es la virtud de confiar en que va a obtener lo que desea

Hay también otras definiciones, por ejemplo: Es el sentimiento de que cuando las cosas van mal, mejoraran o irán mejor, en un tiempo no determinado antes de que el acontecimiento ocurra. O la virtud por la cual el hombre pasa de devenir a ser. Santo Tomás de Aquino decía: Que la esperanza era la virtud infusa que capacitaba al hombre para tener confianza y plena certeza de conseguir la vida eterna y los medios, tanto sobrenaturales como naturales, necesarios para alcanzarla, apoyado en el auxilio omnipotente de Dios.

Muchas personas a lo largo de su vida se han hecho la siguiente pregunta: ¿Por qué seguir adelante si como seres humano tenemos un principio y un fin?, si tenemos enfermedades, devastaciones naturales, guerras, hambre, violaciones, criminalidad y muchas otras cosas más. Yo diría que si vale la pena.

La palabra esperanza, tiene sus raíces en la palabra latín esperare, que significa esperar. Es un arma poderosa que nos aporta fuerza y tranquilidad a nuestro ser y a nuestras acciones. Esperanza de sanarse tiene aquel ser, que con fe sigue su tratamiento porque está convencido de su curación. Esperanza tiene aquella madre o padre que se arrodilla ante el señor pidiéndole por su hija o hijo. Esperanza tiene el médico que es cirujano cuando agarra su bisturí para salvar una vida operándole. Esperanza es la que tienen los padres cuando envían a su hijo a la escuela para que aprenda a leer y escribir, y sean mujeres y hombres instruidos el día de mañana.

Esperanza es la que tiene la persona de bajos recursos económicos que escasamente tiene para subsistir, de que su situación mejore algún día. Esperanza es la que tenemos nosotros los ciudadanos que nos gusta hacer el bien, vivir tranquilos, tener una sociedad limpia de drogas, de corrupción y crímenes, y a la vez una juventud que nos ayude a transformar todas estas cosas, para que así un día todo cambie para el bien. Así pudiera seguir enumerando muchísimas otras cosas en las cuales nosotros tenemos basada nuestra Esperanza, pero la lista sería interminable.

Ahora bien, cuando no hay Esperanza, se ve la vida pasar, y no se vive. Dijo la famosa escritora Delimar Miranda Viera: “Sin Esperanza, no hay razón para vivir” Hoy en día muchos se han acostumbrado a vivir sin la misma, y ese es el motivo por las cual las cosas no cambian porque se vive sin ella, y vivimos la vida por vivirla, y las cosas que suceden a nuestro alrededor, muchas de ellas ni nos importan, nos da lo mismo como se dice en mi país, Chana que Juana, que quiere decir que cualquier cosa me viene bien. Mis queridos lectores, lo último que podemos perder los seres humanos es la Esperanza, porque si la perdemos esto da paso a la desesperación, y la misma no nos lleva a ningún lado. Hay un famoso Proverbio Japonés que dice: “Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar”.

Pudiera estar hablando muchísimo sobre la Esperanza, pero hay que ir terminando, y quiero dejarles varias frases que dijeron algunos filósofos y escritores famosos dijo Archibald Joseph Cronin: “El infierno es haber perdido la Esperanza”, Aristóteles dijo: “La Esperanza es el sueño del hombre despierto”, George Herbert dijo: “La juventud vive de la Esperanza; la vejez, del recuerdo”, Martin Luther King dijo: “Su ayudo a una sola persona a tener Esperanza, no habré vivido en vano”, y el Santo Padre Benedicto XVI dijo: “Quien tiene Esperanza, vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva”

Término con esta cita bíblica del Profeta Miqueas, Capitulo 7, Versículo 7, que dice así: “Pero yo he puesto mi Esperanza en el Señor, yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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