Faltando apenas días para las elecciones municipales, y en medio de reclamos e insatisfacciones de algunas agrupaciones políticas, la Junta Central Electoral (JCE) ha decidido poner término al retraso en algunos procesos ineludibles y despejar de esta forma incertidumbre y evitar llegar a ese certamen con asuntos vitales pendientes de ejecución.
En una democracia funcional y participativa, siempre se ha sostenido y nadie lo discute, por lo menos desde una óptica razonable, que como actores importantes del proceso electoral, los partidos deben ser escuchados y atendidos en sus propuestas y planteamientos.
En ese sentido, la Junta ha sido receptiva y hasta tolerante, mientras los plazos para varios procesos de alta complejidad y significación iban quedando postergados para atender algunos reclamos que por su naturaleza debían ser ventilados en el Tribunal Superior Electoral (TSE), ya que la Junta no tiene ya funciones contenciosas.
Como es responsabilidad de la Junta organizar las elecciones y montar todo el andamiaje para que puedan celebrarse sin inconveniente y conforme a lo que estipula la Ley Electoral, el organismo dictó 11 resoluciones y 2 reglamentos mediante los cuales limita los delegados en las mesas de votación y en el proceso de datos.
Una de esas medidas estipula que los partidos que no obtuvieron el 1.5 por ciento de los votos en pasados procesos electorales no tendrán delegados y reafirma su determinación sobre el orden de los partidos y candidatos en la boleta electoral, poniendo de este modo a raya a las organizaciones políticas que habían manifestado oposición y quejas al respecto.
La verdad con la cuenta regresiva hacia el crucial día de las votaciones, como responsable del proceso y quien se culparía si por alguna circunstancia no entorpecieran los comicios, la Junta no podía cruzarse de brazos, mientras el tiempo material para tomar medidas seguía acortándose.
Mediante la resolución 5-2020, la JCE estableció que los partidos solo podrán acreditar un delegado titular y un suplente por colegio electoral, preferiblemente que pertenezcan a la misma mesa o recinto electoral y de no ser posible, deberán ser electorales hábiles del municipio.
En otro orden y para despejar cualquier duda en torno a la credibilidad de los próximos comicios, aún falta el resultado que arrojará la auditoría forense al voto electrónico como respuesta a los cuestionamientos de algunos partidos, luego de que se implementara por primera vez en las primarias.
Lo importante de todo esto es que puedan celebrarse elecciones libras donde se garantice la voluntad popular de los electores que son, por encima de los partidos, los principales actores del proceso y sin los cuales no puede hablarse de una real democracia.
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