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Batalla Electoral 2024

Al fin, hablo el presidente

No hay por tanto que hacerse la ilusión de que con ello ha roto el hielo de su reticencia a ofrecer declaraciones a la prensa.  Lo seguirá haciendo como hasta ahora,  en forma interpósita, a través de sus más cercanos colaboradores, los Ministros Montalvo y Peralta, al parecer depositarios de su pensamiento político y proyectos de gobierno.  Con ello tendrán que seguirse conformando los que dentro del PLD y fuera de él le siguen la pista tratando de captar alguna señal sobre sus intenciones.

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Al fin los periodistas que cubren la fuente del Palacio Nacional pudieron entrevistar al presidente Danilo Medina, que tradicionalmente deja conocer su pensamiento y opiniones  solo a través sobre todo del Ministro Administrativo, José Ramón Peralta, y en más limitada medida por el de la Presidencia, Gustavo Montalvo.

Lo hizo eso si, de manera sorpresiva e improvisada, al término de la ceremonia en que por espacio de dos horas y  en compañía del Canciller Miguel Vargas Maldonado, recibió las cartas credenciales de los embajadores de Francia, Colombia, Argentina, Cuba, Kuwait y Sudáfrica.

Desde la época de Joaquín Balaguer, donde el mandatario respondía de manera escueta las escasas preguntas que podían hacerle los periodistas de la fuente palaciega cada miércoles mientras cubría a paso lento el corto trayecto que lo llevaba al salón donde se reunía la Comisión Nacional de Desarrollo, ningún otro presidente se había mostrado tan renuente a ofrecer ruedas de prensa como Danilo Medina.

La chispa que en esta ocasión permitió abrir brecha en la férrea coraza de silencio del Ejecutivo fue el desencadenamiento de escandalosas revelaciones relacionadas con el narcotráfico con motivo de la muerte a tiros del coronel Daniel Ramos, en Baní. Un hecho que ha puesto al descubierto de forma descarnada la sabida estrecha asociación del ilícito y lucrativo negocio con las autoridades encargadas de combatirlo.  Una situación que trascendiendo el ámbito local de la ciudad sureña se replica en toda la extensión del territorio nacional, donde se admite la existencia de miles de puntos de drogas que operan con la misma complicidad y tolerancia que en la ciudad que en un pasado ya demasiado remoto, Eugenio María de Hostos llegó a considerar como un modelo de civilidad.

Al referirse al tema, Medina atribuyó el incremento de la violencia y la criminalidad al auge que ha adquirido el narcotráfico en el país con la presencia de las ramificaciones locales de los grandes carteles  de la droga que utilizan el territorio nacional como corredor para servir los pródigos mercados de consumo de Europa y los Estados Unidos, al tiempo que han ido expandiendo su uso en el plano doméstico.

El mandatario admitió que el tráfico de drogas se ha ido enquistando en diferentes áreas dentro del país, incluyendo las militares y los cuerpos de seguridad, si bien obvió mencionar otras elevadas instancias y actividades tanto públicas como privadas. Un problema que en nuestro caso resulta agravado a su juicio por las frecuentes deportaciones de dominicanos que han sido sancionados en los Estados Unidos por distintos  delitos  de mayor cuantía en gran parte vinculados al narcotráfico, y la falta de oportunidades que encuentran en el país para lograr su reinserción social ajustada a la legalidad.

Hasta aquí, las declaraciones de Medina no aportaron ningún elemento nuevo a un tema que es de  amplio y reiterado conocimiento público, aunque en su boca con la admisión de su expansión y los estrechos vínculos de complicidad con autoridades militares y policiales, adquieren la mayor relevancia que le otorga su condición de Jefe de Estado.

Obviamente, los periodistas que recogieron sus declaraciones se vieron burlados en lograr lo que sin duda, desde el punto de vista mediático, hubiera adquirido mayor interés noticioso.  Fue el obtener de Medina una respuesta concluyente sobre el tema alrededor del cual gira la pugna interna en el seno del PLD, y en no poca medida mantiene en ascuas el clima político.  Esto es, si en su ánimo está el aspirar a un tercer período, y en consecuencia mover sus fichas para franquearse el camino mediante una modificación constitucional.

Por nueva vez, el mandatario no soltó prenda,  absteniéndose de ofrecer una respuesta esclarecedora   amparando su evasiva en los plazos que según dijo están establecidos para definir las candidaturas, al tiempo de  reclamar que lo dejen hacer con tranquilidad su trabajo “en bien del pueblo dominicano”.

Hablando esta vez por su propia voz…pero dijo solo que quiso decir y no precisamente lo que querían escuchar los periodistas.   El Presidente Medina dijo lo que entendió prudente y se guardó lo que estimó inoportuno desde la perspectiva de su personal interés político.  No hay por tanto que hacerse la ilusión de que con ello ha roto el hielo de su reticencia a ofrecer declaraciones a la prensa.  Lo seguirá haciendo como hasta ahora,  en forma interpósita, a través de sus más cercanos colaboradores, los Ministros Montalvo y Peralta, al parecer depositarios de su pensamiento político y proyectos de gobierno.  Con ello tendrán que seguirse conformando los que dentro del PLD y fuera de él le siguen la pista tratando de captar alguna señal sobre sus intenciones.

¿Despejará las dudas en marzo como había prometido?

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