El avance del populismo en República Dominicana podría deteriorar las instituciones democráticas y aumentar el conflicto social.
Santo Domingo.– Cuando los “políticos tradicionales” fallan, los oportunistas, llamados algunas veces “outsiders”, entran en escena, y son fáciles de identificar, pues solo salen cuando consideran que las circunstancias les harán ganar notoriedad, trayendo consigo el más extremista populismo y, a la vez, el odio y el enfrentamiento.
Lo peligroso es que el pueblo se convierte en carne de cañón de las ambiciones de esos grupos, que crean indigestión y poco a poco van matando la democracia; hay que evitar que la política se convierta en un entretenimiento de mal gusto, porque puede surgir un payaso y gobernarnos.
En República Dominicana la población aún cree en el sistema de partido tradicional, en aquel que sustenta las aspiraciones a través de una organización, pero sucede que la mayoría de esos “tradicionalistas” han quedado mal, pues engañan y roban, creando un caldo de cultivo para los ultras, ya sea de derecha o izquierda.