Ana María Ramírez reconstruye su vida tras sobrevivir a la tragedia del Jet Set

A más de siete meses del hecho, asegura que comprendió la fragilidad de la existencia.


Santo Domingo.– El significado de la vida cambió para Ana María Ramírez después de sobrevivir a la tragedia del Jet Set, el colapso que dejó múltiples víctimas en un evento nocturno.

“La mujer que tuve es hoy, no fue la mujer que sacaron de mi ser”, relató al recordar aquel fatídico momento.

A más de siete meses del hecho, Ana María asegura que comprendió la fragilidad de la existencia. “La línea de la vida es muy delgada, es muy fácil que esa línea se corte. Tú sales en la mañana y planeas tu día, pero no sabes si será tu último”.

Por eso aprendió a vivir intensamente y a enfocarse en lo que realmente importa.

Su recuperación física avanza, aunque las cicatrices invisibles todavía persisten.


Daños físicos y recuperación emocional

Ana María describe que todo su cuerpo sufrió un trauma generalizado. Tras el accidente, quedó sin poder caminar por el aplastamiento de sus piernas, lo que provocó que sus riñones colapsaran e impidieran drenar las toxinas producidas por el aplastamiento.

“Yo caí de cara sobre una mesa de cristal y la rompí con mi cara”, narró. Ese impacto le causó parálisis facial, un ojo que no podía cerrar y la sonrisa desviada.

Además, presenta laceraciones y cicatrices en distintas partes del cuerpo.

Sus hijos aún no conocen la historia completa. Les dijeron que su madre se había caído y se golpeó las piernas. Incluso durante una videollamada desde el hospital, “ni siquiera me reconocieron”, recordó.

La ayuda psicológica ha sido esencial en este largo camino. Ana María ha estado en tratamiento con psicólogos y una psiquiatra, recurso que considera incluso más importante que la sanación física. “La parte mental es fundamental”, afirmó.


Fuerza y renacimiento

La tragedia también le arrebató a una amiga que la acompañaba esa noche, pero le reveló una fortaleza que desconocía.

“Tengo una fuerza que no sabía que la tenía”, dijo.

Considera que su autocontrol fue clave para mantenerse consciente hasta ser rescatada.

“Me encontraron viva porque todo el tiempo quise estar consciente”, relató.

A sus 39 años, Ana María Ramírez asegura que esta experiencia la ha hecho renacer como madre, mujer y sobreviviente, transformando su visión de la vida.