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¿Arte en internet?

La red de redes ha pasado a ser un componente fundamental en nuestra vida, al punto de convertirse en el escenario para desarrollar nuestras principales actividades: profesionales y privadas; académicas y comerciales; festivas y laborales… Por eso no es de extrañar que también el Arte esté usando Internet. Lo que ocurre es que, al mismo tiempo que lo utiliza para la promoción de los artistas y sus obras; para actividades de mercado, (compra-venta, distribución, subastas…), y que, incluso, ya se puedan visitar los museos desde una computadora; la repercusión que este medio está teniendo para el mundo artístico va mucho más allá.

Si bien las bondades tecnológicas de nuestros días han hecho posible que las copias de cuadros famosos en formato digital se constituyan un nuevo tipo de producto, generador de otro tipo de consumo y distribución, la red está siendo usada también como espacio generador de Arte y no como simple depósito de imágenes o relaciones comerciales. Con ello, se están generando transformaciones importantes en el modo de existir y funcionar de lo artístico. Las principales novedades son las siguientes:

Estamos en presencia de una obra que se ha desmaterializado, alejándose de los formatos tradicionales, teniendo como condición sustantiva esa capacidad de ser fluido y no “cosa” objetual. Justamente esa condición es la que le permite circular por la red. Es decir, las obras del Arte net o Net Arte, son creadas para la red y se quedan dentro de ella. Si no bastara con ello, este nuevo escenario creativo que está cambiado el modo de hacer Arte, en cuestión de décadas, ha hecho saltar los atributos que reconocíamos como distintivos de un artista -maestría, manualidad, oficio- ahora más cercano a un racional programador informático. Este nuevo sujeto del arte, en una pose menos exclusivista y egocéntrica, se dispone a dialogar en fase productiva, con su tradicional destinatario, el público. Este último ha dejado definitivamente el rol de simple contemplador o espectador pasivo, en tanto asume las mismas prerrogativas creativas del artista, que poco a poco resulta difuminado como figura social independiente. La originalidad, por mucho tiempo atesorada por los agentes del sistema institucional del Arte, tampoco queda muy bien parada en este trance, ¿Cómo distinguir original y copia si la replicación digital resulta posibilidad y condición del medio desde las bondades que brinda la tecnología?

El término con que se designa esta nueva práctica es totalmente fortuito e intrascendente. Parece que, según se cuenta, fue idea de un artista esloveno, Vuk Cosic, que recibió un email ilegible, salvo en la frase Net. Art que usaría desde entonces para identificar lo que venía experimentando desde la web. Lo cierto es que esta práctica está recibiendo mucha atención en nuestros días, precisamente porque está transformando el modo en que, desde hace más de dos siglos, estábamos haciendo y pensando el Arte. ¿Estaremos en presencia de la tan anunciada muerte tecnológica del Arte?

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