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¡Atención! Posponer la alarma del despertador perjudica tu salud

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alarmadespertador002REDACCIÓN INTERNACIONAL.– «Pérdida de memoria, menor capacidad de reacción y disminución del rendimiento durante la jornada». Éstas son las consecuencias de no levantarse a la primera. El placer de quedarse en la cama cinco o diez minutos más por pereza provoca que el descanso no sea reparador si volvemos a dormirnos. Esa «propina» del sueño pasa factura, según los expertos consultados por ZEN. «Tan importante es dormir la cantidad de horas necesarias, que varían de una persona a otra, como tener un sueño profundo y continuado. Fragmentar los ciclos provoca consecuencias diurnas a todos los niveles», explica Francisco Segarra, Somnologist -Experto en Medicina del Sueño de la European Sleep Research Society (ESRS)-.

El gesto de posponer la alarma es habitual para la mayoría de los españoles desde que los teléfonos móviles se han convertido en compañeros de nuestra mesilla de noche. El botón de snooze, ideado para dilatar un poco más el despertar, no permite un «descanso extra», sino todo lo contrario. Accionarlo es la primera señal de que «el sueño falla y, por tanto, la salud declina», afirma Segarra. Ni una ducha fría ni un café cargado van a evitar «la somnolencia, el mal humor, la sensación de cansancio y el déficit de atención» que arrastraremos el resto del día por no abandonar el calor del edredón a tiempo.

«La normalidad para despertarse es utilizar una o dos alarmas», cuenta el doctor Juan Pareja Grande, responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. «Si se requieren varias, puede que nos encontremos ante un caso de inercia del sueño, que consiste en que un paciente tarda mucho tiempo en conectar con la visibilidad; su sueño no deja que entre la vigilia. Este hecho es muy común en niños, pero con la edad adulta se reduce su incidencia». Las personas que sufren este trastorno «suelen llegar tarde a los sitios y deben consultar a un especialista», sentencia el profesional.

Lo ideal sería despertar de forma natural, es decir, sin el bip bip de aparatos electrónicos. «Pero también es cierto que deberíamos acostarnos sólo al tener sueño y eso no siempre es así», aclara Segarra. Nuestro organismo está diseñado para dormirnos por la noche, en la oscuridad, y despertarnos cuando amanece, con la claridad. «La luz artificial ha adulterado este proceso y, en algunas ocasiones, forzar la hora de acostarnos o la de despertarnos puede alterar los ritmos biológicos circadianos».

Si una persona mantiene unos ciclos de sueño regulares puede estimar con cierta precisión la hora en que va a despertarse, aventura Pareja. «Hay personas que, si se acuestan a las 12:00, se van a levantar a las 7:00 sin problema y podrían prescindir del despertador». Sin embargo, quienes tienen un sueño irregular «deben poner una alarma» para no arriesgarse. Incluso el sonido del aparato es trascendental para el responsable de la Unidad del Sueño. «No es normal que sean necesarios despertadores muy potentes para conseguir levantarse por la mañana, basta un sonido estándar no muy alto».

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