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Brigadistas comenzaron las labores de limpieza de árboles y postes del tendido eléctrico en Hato Mayor

Aunque los vientos huracados de Fiona comenzaron a sentirse en Hato Mayor alrededor de las cuatro de la mañana, no fue sino hasta casi las seis cuando el pánico arropó a la pareja Elvira Domínguez y Matías Leocadio, al oír como una de las hojas de zinc que cubre su techo en el sector Los Mutis comenzó a levantarse, a pesar de los esfuerzos que hicieron para detenerlo, no lo lograron.

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Hato Mayor.- Los fuertes vientos y aguaceros del huracán Fiona dejaron sin nada a varias familias de sectores de Hato Mayor, luego de que los obligara abandonar sus viviendas al desprender sus techos.

Además de los daños a las residencias,  el servicio energético de la provincia se vio severamente afectado por el fenómeno al derribar decenas de postes de luz.

Aunque los vientos huracados de Fiona comenzaron a sentirse en Hato Mayor alrededor de las cuatro de la mañana, no fue sino hasta casi las seis cuando el pánico arropó a la pareja Elvira Domínguez y Matías Leocadio, al oír como una de las hojas de zinc que cubre su techo en el sector Los Mutis comenzó a levantarse, a pesar de los esfuerzos que hicieron para detenerlo, no lo lograron.

Justo al lado de la casa de ellos, la señora Ana María Santana sintió el mismo miedo y no dudó en levantar a su familia para refugiarse donde los vecinos. Aunque agradece estar con vida junto a su esposo, hijos y nietos, entre lágrimas contó lo difícil que se le hizo levantar su casa para perderlo en poco menos de dos horas.

Estas familias esperan alguna ayuda hasta tanto recuperen lo que perdieron por las lluvias.

Otra que amaneció en vilo fue la señora Olga Lidia de los Santos, cuyos ajuares recibieron daños luego de entrar agua en su residencia y comenzar a levantarse el zinc de su techo. Contó que prefirió no irse a albergue por temor a que le sean robadas sus pertenencias.

Las casas de residentes de otros sectores de la provincia, como Gualey, Los Genaos y Las Javillas, también recibieron daños similares. La mayoría de sus moradores fueron llevados a los 42 albergues habilitados por las autoridades provinciales.

A ello se suma la caída de cables y postes de luz, así como árboles en las decenas de calles de la provincia, cuyas ramas cayeron, incluso, encima de vehículos.

Los locales de comercios de la demarcación también recibieron daños en sus edificaciones.

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