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Batalla Electoral 2024

Candidatos reos de estructuras

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Los presidentes y los precandidatos del PLD y el PRD (no me refiero al PRSC en venta y extinción) tienen sin dudas características individuales diferenciadas.

Leonel y Miguel no son iguales.

Hipólito y Danilo tampoco.

Varían los temperamentos, capacidades, estilos, formación personal, formas de ser hablar y relacionarse.

Desde ese ángulo podría decirse que la oferta ha sido “diversa”, aunque se trata de rasgos muy secundarios en comparación con el peso de las estructuras en que todos están insertos, de los intereses de clase y sectores que representan, de las conexiones sociales y políticas (externas e internas) que han desarrollado, del sistema al cual responden dentro y fuera de las fronteras nacionales, y del mundo y la sociedad que aceptan como válida/o.

Esas cuatro “figuras” y otras  mas (incluidos los “jefecitos” de los partidos satélites) representan facciones de una partidocracia corrompida, clientelista, pragmática, oportunista y asociada de múltiples formas al bloque social dominante.

Una partidocracia heredera de la tradición autoritaria, despótica y caudillista del trujillismo y del neotrujillismo balaguerista; curtida en esa “cultura” y en las formas de hacer política (¡más bien negocio!) derivadas de la seudo-democracia neoliberal o neoconservadora.

Ninguno de esos conspicuos representantes de la llamada clase política –ni otros parecidos- puede ni quiere zafarse de esas estructuras; menos aun de las asociaciones, subordinaciones y conexiones socio-culturales con las diversas facciones de la oligarquía tradicional.

Una parte de los componentes de las elites de la partidocracia han pasado a ser políticos convertidos en súper-empresarios al vapor (“poli-burguesía de nuevo cuño”); mientras empresarios multi-millonarios  han pasado a ser “políticos de nuevo cuño”.

A esa asociación de los jefes de la partidocracia con la oligarquía y la “poli-burguesía” se le agrega su asociación o alianza con los siguientes sujetos políticos-sociales:

·        El “lumpen-empresariado” (nuevos mega-ricos surgido del tráfico de influencia, incluidos “narco-empresarios” y  dueños de cárteles de la construcción).

·        El generalato y  las facciones militares y policiales enriquecidas a través de la corrupción de Estado asociada a la política, incluida la “narco-corrupción militar”.

·        Mafias comunes asociadas al Estado y a los principales gerentes de sus instituciones, incluidas “narco-mafias civiles”.

·        Clientelas particulares alimentadas con el dinero de la corrupción política, de los recursos del Estado, del patrimonio nacional y de las mafias de todo tipo.

 

Y por encima -y determinando más que todos estos agentes socio-políticos del poder dominante- se sitúan los componentes esenciales de los imperialismos estadounidense y europeo, quienes imponen la subordinación a las líneas maestras de la globalización neoliberal y la manera de abordar la crisis integral del capitalismo actual.

Esa realidad estructural minimiza los rasgos particulares-individuales de estos personeros de la política criolla y permite ser categórico en afirmar que ya sea Danilo o sea Hipólito el relevo de Leonel (o sea cualquier otro de esa “clase política”), el resultado será “más de los mismo” y, por tanto, habrá de repetirse el circulo vicioso, con el agravante de que “malo sobre malo da peor”.

Amén de que en el horizonte, por el momento, no se ve una fuerza consistente, empeñada en enfrentar desde lo totalmente diferente y realmente alternativo, a esa clase gobernante-dominante. Lo que no quiere decir que esa fuerza necesaria no pueda surgir en medio de la crisis agudizada y las luchas pendientes, crecer y desarrollarse… hasta convertirse en contra-poder llamado a enterrar la podredumbre “partidocrática” y neoliberal, y a protagonizar la “creación heroica” de lo nuevo. Distinto y emancipador; para bien de todos/as, menos para los que hoy nos dominan, oprimen y exprimen.

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