SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Los temas que reunirán este martes a los gobiernos de República Dominicana y Haití en Juana Méndez son los mismos de la Comisión Mixta Bilateral, un espacio de diálogo instituido hace casi 18 años por los presidentes Leonel Fernández y René Preval y que hasta el momento no ha pasado de declaraciones de intención.
Con el propósito de armonizar los intereses de ambos países en materia de migración, comercio, seguridad, medioambiente y recursos naturales – los mismos puntos que este martes estarán sobre la mesa– se creó en 1996 la Comisión Mixta Bilateral, que durante la primera gestión de Fernández no mostró avances.
Este espacio no sirvió para evitar la crisis diplomática durante el gobierno de Hipólito Mejía, acusado por el haitiano de permitir que de este lado de la isla se entrenaran los rebeldes que conspiraban contra el entonces presidente Jean Beltrán Aristide, quien terminó derrocado.
Tampoco facilitó la coordinación de los organismos de seguridad cuando en varios poblados dominicanos, como Hatillo Palma, se produjeron persecuciones y agresiones masivas contra haitianos, a raíz de que uno de esos nacionales cometiera un crimen.
Mucho menos sirvió la Comisión Mixta para facilitar un manejo adecuado de las informaciones, ni que los funcionarios de los dos países produjeran acciones y declaraciones que transmitieran tranquilidad a sus respectivas poblaciones. Bajo esa situación fue agredida a tiros y pedradas la caravana del ex presidente Leonel Fernández, cuando en diciembre de 2005 visitó a su homólogo, el interino Boniface Alexandre.
Preval y Fernandez
No sirvió el organismo para que el gobierno dominicano transparentara y dignificara su política de deportaciones a los inmigrantes indocumentados haitianos, objeto de críticas y acusaciones de violación de los derechos humanos, como tampoco para ponerse de acuerdo con respecto a políticas de migración, que controlaran el flujo de trabajadores haitianos a este lado de la frontera.
Los comisionados no han contribuido a evitar que las carreteras haitianas se conviertan en caminos de la muerte para los camioneros y otros transportistas dominicanos, ni para que la venta de productos dominicanos a Haití se rija por la regla de la especulación.
De hecho, no ha servido la comisión para que ni siquiera se perfile un acuerdo de libre comercio entre ambas naciones, pese a que Haití es el principal comprador de bienes y servicios dominicanos.
No valió que existiera una comisión bilateral de pretendido diálogo permanente para que la administración de Michell Martelly, quien durante su campaña política visitaba con frecuencia a República Dominicana, usara las vías diplomáticas para prevenir al dominicano sobre las vedas a las carnes y otros productos provenientes de la parte oriental, medida que tampoco ha sido flexibilizada a pesar de las comisiones creadas en reacción.
Por tanto, ante la sentencia del Tribunal Constitucional, que establece que no son dominicanas las personas descendientes de inmigrantes indocumentados, el diálogo domínico haitiano no encontró los mecanismos y la plataforma adecuados para las discusiones. Las conversaciones se han dado, después de varios encontronazos, con la intermediación del gobierno venezolano, al que el dominicano hace todo lo posible por no contradecir.
Este martes los comisionados hablarán de migración, seguridad, comercio, medio ambiente y recursos naturales, pero ahora la conservación estará contaminada con los resquemores que provocó la sentencia del 26 de septiembre del Tribunal Constitucional.
De puros intentos
Durante su primer cuatrienio, en una época en que el pueblo haitiano sufría una profunda inestabilidad social y política, la administración de Fernández no pudo mostrar los frutos de la creación de la citada comisión.
La actividad fue nula durante la gestión del perredeísta Hipólito Mejía (2000-2004).
Las dos últimas gestiones de Fernández (2004-2008 y 2008-2012) impulsaron la reactivación de la comisión, esfuerzos que encontraron eco en las administraciones de René Preval y de Michell Martely.
Con ambos gobiernos se llegó a firmar acuerdos de entendimiento en diferentes áreas, incluida al cultural.
En marzo de 2012, las contrapartes firmaron seis acuerdos de entendimiento sobre transporte fronterizo, seguridad y frontera, comercio, inversión y turismo.
Al cabo de todas estas iniciativas, no hay resultados contundentes que los dos países puedan mostrar, en contraste con la trascendencia de las contradicciones.
