REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Más del 90 por ciento de las víctimas de abuso sexual infantil conocen a su agresor, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos.
Advierte a los padres que sean muy cuidadosos con las personas que invitan a sus casas, o a quienes dejan a cargo a sus hijos.
Una agresión sexual no solo tiene un gran impacto sicológico en su víctima, también llega a afectar su salud y cómo se desenvuelve como adulto con los demás.
Los niños que han sido abusado sexualmente son propensos a padecer trastornos de personalidad, depresión, ansiedad, estrés postraumático, de alimentación, uso y abuso de las drogas, mayor riesgo de suicidio y problemas de salud como fibromialgia, problemas gastrointestinales, cardiopulmonares, ginecológicos y obesidad, entre otros, señala una publicación de Univision.
“Estos trastornos “pueden tardar años en desarrollarse, ya que se cree que el abuso altera la estructura y la química del cerebro durante su período de desarrollo”, de acuerdo a la revista Psychology Today.
Ya conocida las circunstancias, lo principal para ayudar a un infante que ha sido abusado sexualmente es comprender que cada caso y cada niño es distinto, por lo que la ayuda se tendrá que personalizar de acuerdo a la edad y situación de la víctima.
También uno de los primeros pasos a seguir siempre será buscar atención médica y reportar el caso a las autoridades.
Tal vez el niño no necesite terapia prolongada, pero si es de gran utilidad que los padres puedan hablar con el infante sobre lo sucedido.
Otro punto a considerar es que si el niño abusado ya habla y comprende lo que se le dice, es importante que los padres le hagan llegar el mensaje de lo aman, que lo sucedió no es su culpa, que ahí para él, y que juntos lo van a superar.
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