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“Construir Puentes”

Fe y Vida 

Un cordial saludo para todos mis queridos lectores.

Siempre he escuchado decir que soñar no cuesta nada, Dejando yo el otro día mi imaginación volar, me puse a pensar en los grandes puentes que unían tierra con islas, puentes que cruzaban grandes bahías para unir unos pueblos con otros, por ejemplo el de New York, Key West en Florida, el de San Francisco en California, y así pudiera mencionarles muchos otros más. Sin embargo que difícil es unir a los seres humanos entre sí, y no solo eso, que difícil es unir a las familias, hoy día vemos familiares que no se dirigen la palabra entre si y todo por tonterías, es que a veces el egoísmo y la avaricia causan pequeños problemas que si no se arreglan a tiempo se convierten en grandes.

Quiero contarles una historia que llego a mis manos hace unos días. Es la historia de un par de hermanos que vivieron en armonía por muchos años. Ellos Vivian en granjas separadas, pero una colindaba con la otra. Pero un día tuvieron un conflicto, este fue el primer problema que ellos entre sí tenían en 40 años de cultivar juntos hombro a hombro, compartiendo maquinarias e intercambiando cosechas y bienes en forma continúa. Todo comenzó con un pequeño mal entendido, y como no se arreglo fue creciendo hasta que exploto en un gran intercambio de palabras amargas seguido de un mutuo silencio, Una mañana alguien llamó a la puerta de uno de ellos llamado Luis. Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero, el hombre le dijo: Estoy buscando trabajo por unos días, quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso. Si, dijo Luis el mayor de los hermanos, tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero el desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. El pudo haber hecho esto para enfurecerme pues hemos peleado y no nos hablamos, pero lo voy a hacer mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más.

El carpintero le dijo: creo que comprendo la situación. El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo. Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero justo había terminado su trabajo. Luis quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó. No había ninguna cerca de dos metros. En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos. En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo: Eres un gran tipo, mira que construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho. Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas. No espera, quédate unos cuantos días tengo muchos proyectos para ti, le dijo el hermano mayor al carpintero. Este le respondió: Me gustaría quedarme, pero tengo muchos puentes por construir.

Aprender a perdonar y valorar lo que tienes es un arte. Tenemos que recordar que perdonar no cambia en nada el pasado, pero si el futuro. Aprendamos a no guardar rencores ni sentimientos de amargura que solo lastiman, te alejan de Dios y de las personas que te quieren. Tenemos que aprender  a ser felices y a disfrutar de las maravillas que Dios ha creado y nos regala día a día.

Termino con el Versículo 20, de la Primera Carta de San Juan  que dice: “Si alguien dice; yo amo a Dios, y odia a su hermano, miente. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no ama a su hermano a quien ve? El mismo nos ordeno: El que ama a Dios, ame también a su hermano”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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