Cuando el dinero se convierte en dogma

Ninguna gran tradición moral respalda el lucro sin límites; el dinero debe ser medio, no fin.

2 minutos de lectura
Cuando el dinero se convierte en dogma

Escuchar el artículo
Detener

Santo Domingo.– Hay frases que parecen inofensivas, casi domésticas, pero que en realidad condensan una visión completa del mundo. Una de ellas, muy repetida en conversaciones informales, dice así:

"Hijo, hazte de dinero.

Y si no puedes hacerte de dinero... hazte de dinero."

Con frecuencia se le atribuye, sin base alguna, a "un judío", como si esa supuesta procedencia legitimara su contenido. La atribución es falsa.

Frase hazte de dinero y su filosofía subyacente

Pero el problema de fondo no es ese. Lo verdaderamente grave es la filosofía que la frase transmite y normaliza.

No se trata de una exhortación al trabajo honrado ni al esfuerzo responsable.

La frase elimina deliberadamente toda referencia a los medios, a los límites morales y al impacto sobre los demás. El mensaje implícito es claro: el dinero es el fin supremo, y todo lo demás es secundario.

La repetición no es retórica: es imperativa. Funciona como un dogma laico que ordena el comportamiento sin admitir preguntas éticas.

En ese esquema, quien acumula dinero "triunfa", aunque lo haga violando la ley, explotando a otros o dañando al Estado.

El éxito económico se convierte, por sí solo, en certificado de virtud.

Impacto social y cultural de la frase hazte de dinero

Este tipo de consignas prospera especialmente en sociedades donde la institucionalidad es débil y la corrupción se ha normalizado.

Allí sirven como coartadas culturales para justificar la evasión fiscal, el abuso de poder, la trampa y la depredación de lo público. No educan: deforman.

Resulta paradójico que se invoque a tradiciones culturales o religiosas para respaldar esta visión, cuando ninguna gran tradición moral —ni la judía, ni la cristiana, ni la grecorromana, ni siquiera el liberalismo clásico— defiende el lucro sin límites.


Todas coinciden en un principio esencial: el dinero es un medio; la dignidad humana es el fin.

Cuando ese orden se invierte, no hay progreso real. Hay deterioro ético, cinismo social y pérdida del sentido de bien común. Por eso conviene desmontar estas frases antes de repetirlas.

Porque las palabras también educan. Y porque, al final, una sociedad no se mide por cuánto dinero produce, sino por qué está dispuesta a sacrificar para producirlo.


    Victor Grimaldi Céspedes

    Victor Grimaldi Céspedes

    Biografía completa »
    Sígueme en :
    LO MÁS LEÍDO
    LO MÁS VISTO
    TE PUEDE INTERERSAR