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“Cuando me amé de Verdad”

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Hoy navegando por el internet buscaba no se qué, pero me encontré algo que quiero compartir con todos ustedes, porque estoy convencido que las cosas no suceden por casualidad sino por Diosidad que son las cosas de Dios, y aquí se lo envió, yo lo he titulado “Cuando me amé de Verdad” y dice así:

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme…Hoy sé que esto tiene nombre, y se llama…Autoestima.

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que esto tiene nombre, y se llama…Autenticidad.

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy se que esto tiene nombre, y se llama…Madurez.

Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es…Respeto.

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón le llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama…Amor hacia uno mismo.

Cuando me amé de verdad, deje de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandone los mega-proyectos del futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy se, que eso es…Simplicidad.

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erre muchas veces. Así descubrí la…Humildad.

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama…Plenitud.

Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es…Saber Vivir.

Recuerda siempre de no tener miedo de cuestionarte. Hasta dos planetas chocan y de ese choque nacen las estrellas.

Termino con el versículo 13,  del capítulo 13 de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios, que dice así: “Ahora tenemos la fe, la esperanza y el amor, los tres. Pero el mayor de todos ellos es el amor”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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