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¡Cuidado!

Quizás aún no hay razón para alarma, pero sí para preocupación por la repetición de incidentes en la frontera con Haití, un área muy sensible que requiere permanente vigilancia y sobre todo cuidado y mucho tacto para prevenir hechos lamentables o enfrentarlos de forma adecuada cuando son acometidos con violencia.

Quizás aún no hay razón para alarma, pero sí para preocupación por la repetición de incidentes en la frontera con Haití, un área muy sensible que requiere permanente vigilancia y sobre todo cuidado y mucho tacto para prevenir hechos lamentables o enfrentarlos de forma adecuada cuando son acometidos con violencia.

Aún en provocaciones y ante situaciones de abierto desafío a la autoridad, siempre una reacción atinada y proporcionada es la mejor respuesta, porque después que hay balances fatales la cuestión tiende a complicarse y tanto local como internacionalmente se les suele dar una dimensión que tiende a cuestionar la parte dominicana.

Claro está que no se trata de una tarea fácil, ya que son muchos las turbias maniobras que se mueven en la línea fronteriza para intentar introducir contrabandos, armas, vehículos robados y tráfico de personas, lo que desata violentas reacciones cuando las autoridades detectan tales acciones y toman medidas.

En el más reciente enfrentamiento ha salido a relucir un elemento nuevo y sobremanera preocupante porque se pensaba superado en el tiempo, en vista de que se refiere a un supuesto reclamo de terrenos de parte de grupos haitianos.

Ni siquiera se refiere a una exigencia debidamente canalizada por las autoridades haitianas o de gobierno a gobierno, sino de elementos al parecer actúan por la libre, que se quejan de la construcción de una verja perimetral en la zona de El Carrizal, en Elías Piña, como parte de una estación interagencial en la que estarán representadas varias instituciones del Estado Dominicano.

El Ministerio de Defensa ha explicado que es un conjunto de estructuras en las que, además de la regular vigilancia militar, operarán también agencias que se encargarán de la regularización del comercio binacional y de observar otros aspectos en la línea divisoria.

Aún así, insistimos que sin dejar de cumplir con su deber, las unidades militares destacadas en la frontera deben actuar con mucho cuidado, evitando en lo posible conflictos o enfrentamientos que puedan producir resultados que casi siempre dejan una estela irrecuperable.

En cuanto al punto que desató el último hecho, lo conveniente es que las autoridades domínico-haitianas se reúnan para despejar cualquier duda con respecto a los viejos límites fronterizos, especialmente ahora en que muchas de las señales divisorias parecen haber desaparecido.

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