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“Deja que el Amor penetre”

Fe y Vida

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Muchas veces a lo largo de la vida nosotros queremos tener más riquezas, y éxitos que amor, no nos damos cuenta que la riqueza compra la mayoría de las cosas, pero no compra el verdadero amor. Por ejemplo con las riquezas podemos comprar las medicinas, pero no podemos comprar la salud, puede comprar una buena y confortable cama pero no el sueño, una buena y elegante casa, pero no un hogar, y así muchas otras cosas más. El éxito nos puede conceder personas que se llamen nuestros amigos por el interés de quienes somos, y total todo queda el día que partamos a la Casa del Padre. Lo único que perdura es el verdadero amor y cuando hay amor, créanme que lo demás viene por añadidura.

Les cuento una fabula que llego a mis manos hace un tiempo y dice así: “Una mujer regaba el jardín de su casa y vio a tres viejos con sus años de experiencia frente a su jardín. Ella no los conocía y les dijo: No creo conocerlos, pero deben tener hambre. Por favor entren a mi casa para que coman algo. ¿Está el hombre de la casa? Preguntaron ellos. No, respondió la señora. Entonces no podemos entrar, dijeron ellos. Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido, él le dijo; entonces sale a ver si allí están y diles que ya llegue e invítalos a pasar. La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa. No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los viejitos. ¿Por qué?, quiso saber ella. Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó: Su nombre es Riqueza, luego indicó hacia el otro. Su nombre es Éxito, y yo me llamo Amor. Ahora ve dentro y decide con tu marido a cuál de nosotros tres desean invitar a vuestra casa. La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron. El hombre se puso feliz: ¡Que bueno! Y ya que así es el asunto entonces invitemos a Riqueza, que entre y llene nuestra casa. Su esposa no estuvo de acuerdo: Querido, ¿por qué no invitamos a Éxito? La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo. ¿No sería mejor invitar a Amor? Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor. Hagamos caso del consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huésped. La esposa salió y les preguntó: ¿Cuál de ustedes es Amor?  Por favor que venga y que sea nuestro invitado. Amor comenzó a avanzar hacia la casa, los otros dos también se levantaron y le siguieron, sorprendida la dama les preguntó a Riqueza y a Éxito: Yo invité sólo a Amor. ¿Por qué ustedes también vienen?, los viejos respondieron juntos: Si hubieras invitado a Riqueza o a Éxito dos hubiésemos permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde vaya él, nosotros vamos con él, pues donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito”.

Mis amigos, esta fabula es muy cierta, pues como bien dice el final de la misma: “Donde hay amor, hay riquezas y éxito. Yo creo que verdaderamente si tenemos amor, lo demás nos vendrá por añadidura.

Donde haya dolor, te deseo paz y felicidad. Donde hay falta de fe en ti mismo, te deseo una confianza renovada en tu capacidad para superarla. Donde haya temor, te deseo amor y valor.

Termino con el Versículo 13, de la 1ra. Carta de San Pablo a los Corintios, Capitulo 13, que dice así: “Tres cosas hay que son permanentes; la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante de las tres es el amor”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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