El Código Penal actualizado refleja la necesidad de adaptarse a la criminalidad del siglo XXI.
Después de más de 100 años, la República Dominicana finalmente tiene un nuevo Código Penal. Es, sin duda, una de las reformas más importantes del actual gobierno.
Sustituye una legislación anacrónica, incapaz de enfrentar fenómenos criminales modernos. Este nuevo marco legal introduce más de 70 figuras delictivas nuevas, desde el sicariato y el tráfico de personas, hasta los ataques con ácido del diablo y el temerario calibraje de motocicletas.
Ahora se castigan el ciberbullying y los ciberataques, la difusión no consentida de imágenes íntimas también conocida como revenge porn— y otros delitos tecnológicos que antes navegaban en la impunidad. La ley, por fin, reconoce que la violencia también puede ser virtual y devastadora. Juristas han coincidido.
El código entrará en vigor en un plazo de un año, y pienso que ese tiempo debe servir para corregir errores, formar a jueces y fiscales, y educar a la ciudadanía. Que todos sepamos qué protege y qué prohíbe esta ley.
Las tres causales no están, y quizás la vía legítima sea un referéndum, pero mientras tanto, no dejemos que las ideologías bloqueen lo que, claramente, es un avance.
Víctor Bautista
Columnista