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Batalla Electoral 2024

Desparpajo reformista

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Joaquín Balaguer hizo del Partido Reformista una gran plantación de siervos para dispensar prebendas. No era devoto del partido ni promovía la organización de masas. El partido tenía jefecitos con cuadrillas, todos con adicción al Estado, y servía el propósito electoral en elecciones amañadas.

Cada intento de sucesión presidencial fue desmantelado. Augusto Lora y Jacinto Peynado fueron víctimas conocidas del ánimo vitalicio del otrora caudillo.

Los del anillo palaciego carecían de vuelo propio (a propósito), para que no intentaran desafiar el poder; y los del campo de batalla se contentaban con dádivas escalonadas en función del rango y las hazañas políticas acometidas.

Lo que sucedió en el Partido Reformista en el ocaso del caudillo fue particular. Después de desmantelar los insurrectos, Balaguer los dejó sin orientación ni líder, y escogió un extraño para que siguiera amamantándolos.

En los últimos 10 años, por su adicción al Estado, los reformistas han perdido lo más por lo menos. Incapaces de reorganizar el partido, buscaron cobija sobre todo en el PLD.

Como resultado, la guerra de secesión no ha parado. En bando o individuales, los reformistas disgustados se han marchado del partido, y los que se han quedado, han depositado en contraventa la franquicia.

En el año 2008, los principales artífices de la alianza con el PLD tomaron las riendas del PRSC con un propósito claro: impedir que los reformistas tuvieran un candidato propio en las elecciones de 2012 que pactara en primera o segunda vuelta con el PRD.

Por eso, el acuerdo PRSC-PLD para las elecciones de 2012 ha agudizado el separatismo. Individuos o grupitos llegan con caras lánguidas a expresar apoyo a Hipólito Mejía mientras son sumariamente expulsados de la franquicia.

A casi 10 años de la muerte de Balaguer, investido Padre de la Democracia en un acto de aberración perredeísta, es claro que Balaguer no fue buen padre ni demócrata.

Creó una masa de adictos al Estado para beneficio propio que sin un guía fuerte se ha desparpajado.

De esa masa se nutrió el PLD para forjar una gran maquinaria electoral y convertirse en la opción partidaria de los grupos claves de la derecha dominicana, que también quedaron huérfanos de liderazgo con la muerte de Balaguer.

De las prácticas no democráticas del balaguerismo aprendieron el PRD y el PLD. Estos dos partidos hijos de Juan Bosch se tornaron caudillistas, clientelistas y corruptos en el poder.

Así, la República Dominicana perdió la posibilidad de tener un renacer liberal que sirviera de sustento a una verdadera revolución democrática.

El PLD perdió la mística de liberación nacional a cambio de beneficiarse electoramente de su derechización.

Balaguer traspasó el mando en 1996 a Leonel Fernández, quien se empleó a fondo en integrar al gobierno segmentos importantes de la dirigencia del PRSC y cautivar el voto balaguerista para ganar en el 2004 y 2008.

Que el PRSC se desparpaje es positivo para la democracia dominicana porque el pasado autoritario post-trujillista está íntimamente unido al balaguerismo.

Pero que el PLD y el PRD hayan adoptados las formas de gobernar balagueristas es muy negativo para la democracia.

El personalismo impide la institucionalización de la política, el clientelismo es un sistema de beneficios arbitrarios en base a lealtades personales, y la corrupción dificulta la institucionalidad del Estado y socava el desarrollo económico.

Los pueblos dan un verdadero salto a la democracia cuando se liberan de los demonios autoritarios, cuando la ley se impone a la arbitrariedad, cuando los derechos de todos son reconocidos, cuando se asumen los deberes ciudadanos, y cuando el sentido de justicia es guía del bienestar colectivo.

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