El “pacto eléctrico” vigente tal como está, ni remendado en ese CES pro-empresarial, puede ser la respuesta necesaria a la crisis del sector; y menos aún frente al presente cuadro de la crisis mundial del capitalismo.
Den por seguro que todo lo que se haga en ese escenario con ese texto, bajo la racionalidad de la hegemonía del gran capital privado y en función la reelección de su actual instrumento gubernamental, se quedará en el allante, sin cambios significativos y con la crisis agravada como tendencia mundial. Así ha sido y así será.
Tampoco es cuestión de subsidiar o no subsidiar. El asunto es mucho más profundo. Con la privatización y las subsiguientes estafas a cargo del binomio partidocracia-elites capitalistas, los subsidios aumentaron y las tarifas también.
La enfermedad no está en la sábana, sino en las angurrias de las elites capitalistas y la partidocracia corrupta. Por eso siempre he dicho: ni estatismo clientelista (pasto además de la corrupción burocrática), ni servicio eléctrico como súper negocio privado. Ahora se combinan ambos.
La privatización fracasó. Los combustibles no deben ser fuentes de impuestos, menos para pagar una deuda externa onerosa amarrada a otras privatizaciones vía FMI y BM… La inflación importada que gravita en el sector energético no debe cargarse a la pobrería del país ni a sus capas medias. Las enormes ganancias del capital privado, la erradicación de los privilegios burocráticas y de las mafias publico-privadas, y la eliminación de los impuestos a los combustibles son fuentes idóneas para bajar los precios de la electricidad y los combustibles
Por eso urge crear conciencia nacional para redefinir el sistema eléctrico como servicio público relacionado con la seguridad y la independencia de nuestra Nación, y reestructurar el suministro de la energía eléctrica como servicio público y deber del Estado, mediante un nuevo modelo de propiedad, tecnología y gestión que garantice el cese de los apagones, costos producción bajos, sanidad ambiental y precios accesibles a toda la sociedad. Esto exige:
· Desprivatizar el sector, eliminar los contratos leoninos con las generadoras privadas y nacionalizar progresivamente los negocios relacionados con la generación de energía. Erradicar, en consecuencia, el lucro privado en el manejo de las empresas eléctricas.
· Bajar los costos de operaciones mediante una restructuración tecnológica y administrativa.
· Integrar vertical y horizontalmente el sector (generación, transmisión, distribución y cobro) en un gran consorcio público democráticamente controlado.
· Crear un nuevo modelo de gestión, que preservando el carácter público y social del sector, impida el clientelismo y la corrupción; incorporando la contabilidad abierta, la administración por concurso y la co-gestión entre el Estado, trabajadores y ciudadanía.
-Diversificar las relaciones y la cooperación hacia los BRICs, China, Rusia, Irán, Venezuela…
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