Cada 25 de noviembre, el mundo recuerda el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha profundamente enraizada en la memoria histórica dominicana por el asesinato de las hermanas Mirabal en 1960. Este día simboliza no solo el sacrificio de tres mujeres que se opusieron a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, sino también la lucha global contra la violencia de género, un problema persistente en nuestras sociedades.
La proclamación de esta fecha, oficializada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999, tiene su génesis en un capítulo oscuro de la historia dominicana. El 25 de noviembre de 1960, Patria, Minerva y María Teresa Mirabal fueron asesinadas brutalmente junto a Rufino de la Cruz, quien las acompañaba tras visitar a sus esposos encarcelados por motivos políticos. Este crimen no fue un acto aislado; fue el desenlace de años de persecución y represión contra tres mujeres que osaron desafiar el régimen más sangriento que haya conocido la República Dominicana.
Las hermanas Mirabal se habían convertido en símbolos de resistencia a través de su militancia en el Movimiento 14 de Junio, organización que buscaba derrocar a Trujillo. Como señaló la periodista y feminista Margarita Cordero, “el 25 de noviembre de 1960, la simbología patriótica dominicana se nutrió de tres nombres luminosos”. A partir de ese día, el régimen comenzó a tambalearse, siendo derrocado apenas meses después.
Aunque el asesinato de las Mirabal tuvo un impacto inmediato en la República Dominicana, la lucha por erradicar la violencia contra las mujeres se internacionalizó años después. En 1981, en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en Bogotá, se decidió consagrar el 25 de noviembre como el Día de la No Violencia contra las Mujeres, en memoria de las tres hermanas. Posteriormente, la ONU fortaleció esta iniciativa con la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) en 1979 y la emblemática Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer en 1993.
Desde 2008, la ONU impulsa la campaña “ÚNETE para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres”, que incluye 16 días de activismo desde el 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. Este esfuerzo busca crear conciencia y promover acciones políticas para erradicar un problema que afecta a millones de mujeres y niñas en el mundo.
Las vidas de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal estuvieron marcadas por una determinación inquebrantable de luchar contra la opresión. Provenientes de una familia acomodada de Salcedo, las hermanas fueron educadas con fuertes valores de dignidad y justicia, lo que marcó el inicio de su resistencia al régimen de Trujillo. Minerva, la líder más visible del trío, rechazó públicamente los avances del dictador, un acto que, según varios historiadores, exacerbó el odio del régimen hacia ella y su familia.
El rechazo de Minerva a Trujillo no fue solo un desafío personal; representó un acto de resistencia colectiva en una sociedad donde la mujer era relegada al papel de esposa y madre. Como explica Margarita Cordero, las Mirabal desafiaron los estereotipos patriarcales al involucrarse activamente en la política y en la lucha por la libertad.
El asesinato de las Mirabal fue un acto premeditado. Según narró el fallecido Alfonso Cruz Valerio, uno de los perpetradores, las hermanas fueron asesinadas a palos en un cañaveral y posteriormente sus cuerpos fueron colocados en un jeep para simular un accidente. Minerva, incluso en sus últimos momentos, mostró una resistencia que permanece en la memoria colectiva.
Fafa Taveras, miembro del Movimiento 14 de Junio, relató que Cruz Valerio confesó cómo, mientras transportaban los cuerpos, se dieron cuenta de que Minerva aún estaba viva. Fue entonces cuando detuvieron el vehículo para “terminar lo que habían comenzado”. Esta fría narración subraya la brutalidad de un régimen que no dudó en emplear el terror para mantener su poder.
Pese a los avances logrados desde la proclamación de este día, la violencia contra las mujeres sigue siendo una realidad alarmante. Según datos de ONU Mujeres, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida, y en muchos casos, los perpetradores son sus propias parejas o familiares cercanos.
En América Latina, la región con las tasas más altas de feminicidios, las cifras son estremecedoras. En República Dominicana, la violencia de género sigue cobrando la vida de cientos de mujeres cada año, mientras organizaciones y activistas trabajan incansablemente para cambiar esta realidad.