La cena del 31: sabores que despiden el año y reúnen a las familias dominicanas

Los sabores típicos de la cena del 31 reflejan la cultura y costumbres que perduran en las familias.

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Sabores de la cena del 31 que fortalecen la unión familiar y marcan el cierre del año con tradiciones culinarias.

Sabores de la cena del 31 que fortalecen la unión familiar y marcan el cierre del año con tradiciones culinarias.

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Santo Domingo.– El 31 de diciembre no pasa desapercibido en los hogares dominicanos. Aunque la Nochebuena concentra gran parte de la tradición, la última noche del año también se celebra alrededor de la mesa, con una cena que simboliza despedida, gratitud y esperanza ante el nuevo ciclo que inicia.

En muchas familias, la cena del 31 se convierte en un segundo gran encuentro, más relajado que el del 24, pero igual de significativo. Es una ocasión para compartir con quienes no pudieron reunirse en Nochebuena, prolongar las festividades y recibir el Año Nuevo en un ambiente de unión y alegría.

El menú del 31 suele mantener algunos clásicos de la Navidad dominicana. El cerdo asado, el pollo horneado o el pavo vuelven a ocupar un lugar central, acompañados de moro de guandules, arroz navideño o arroz blanco, dependiendo de las preferencias familiares.

Sin embargo, a diferencia del 24, muchas familias optan por versiones más sencillas o por recalentar los platos tradicionales, mientras otras aprovechan para innovar con recetas distintas como pastas, lasañas, carnes rellenas o pescados, especialmente en hogares donde se busca variar el sabor del cierre de año.

La ensalada rusa sigue siendo una de las guarniciones más comunes, preparada con papas, zanahorias, remolacha, manzana o huevo, y servida fría para acompañar las carnes. También se mantienen presentes los pasteles en hoja, pastelones, quipes, empanadas y pan telera, que suelen compartirse durante toda la noche.

Bebidas, dulces y rituales de medianoche

La cena del 31 se acompaña de bebidas tradicionales como ponche, refrescos, jugos naturales y, en algunos casos, vinos y espumantes que se reservan para el brindis de medianoche. El licor de mandarina y otras bebidas artesanales también forman parte de la celebración en muchos hogares.

Los dulces y picaderas cobran especial protagonismo a medida que se acerca el cambio de año. Frutas como uvas, manzanas y peras, junto a frutos secos, gomitas y turrones, se colocan en bandejas que permanecen en la mesa mientras la familia espera las doce campanadas.

    En ese momento, además de comer las tradicionales uvas, muchas personas realizan rituales populares como brindar por la salud, la prosperidad y la unión familiar, reforzando el carácter simbólico de la cena del 31.

    Una tradición marcada por la familia y la esperanza

    Aunque el nivel económico determina la cantidad y variedad de alimentos, la esencia de la cena de Fin de Año se mantiene intacta en todos los estratos sociales. Más allá del menú, lo que prevalece es el deseo de cerrar el año acompañados, compartir lo que se tiene y recibir el nuevo con optimismo.

    Así, la cena del 31 de diciembre se consolida como una tradición que, al igual que la del 24, combina sabores, costumbres y emociones, reafirmando el valor de la familia y la identidad cultural dominicana en el momento exacto en que un año se despide y otro comienza.


    Linda Cortorreal

    Linda Cortorreal

    Linda Cortorreal nació el 18 de febrero de 1988 en Santo Domingo. Es licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo, por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Hija de Ángela Cordero y Francisco Cortorreal, es madre de tres hijos.


    Actualmente trabaja en el portal Noticias SIN y también realiza reportajes para televisión. Su labor periodística se centra en dar voz a quienes no la tienen, destacándose por su compromiso con la verdad y la justicia social.

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