SANTO DOMINGO.- Imponer una cultura de
ética y
transparencia será una tarea retadora en la República Dominicana, donde prevalecen las relaciones primarias por encima de las instituciones, de las
leyes y cada quien se cree merecedor de beneficios del Estado como la gran sombrilla protectora, por lo cual hasta los términos de referencia de las licitaciones deben ser trajes a la medida para ser aceptados.