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Educar para sanar

Los que me siguen en las redes sociales, habrán visto que el sábado pasado tuve la oportunidad de participar en un operativo de ayuda social organizado por la fundación HeartCare Dominicana

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Los que me siguen en las redes sociales, habrán visto que el sábado pasado tuve la oportunidad de participar en un operativo de ayuda social organizado por la fundación HeartCare Dominicana.

Entre varias otras fundaciones con las que colaboro, Heartcare es una con la que me siento identificada de una manera muy especial dado que el 2017 fue un año muy tormentoso para mi yendo a médicos tratando de encontrar una razón por la cual a tan corta edad me subía tanto la presión.

Las horas en las salas de espera se hacían muy largas, especialmente cuando al final de cada visita me repetían cómo no había motivo evidente para que me subiera la presión. Con el tiempo desarrollé mis propias teorías de que el problema era psicosomático, lo cual con el he podido comprobar yendo a terapia e incurriendo en actividades que sirven para aliviar el estrés. Ahora bien, me pregunto, cómo se hacen las personas en los campos que nunca han ido a un hospital, que nisiquiera saben lo que es un psicólogo o darle seguimiento a un tratamiento, sin mencionar el recibir una receta para un medicamento.

El trabajo que hace la fundación es verdaderamente admirable, la única parte negativa de la experiencia fue ver la calidad de la educación que hay en los pueblos. Habían señores que no sabían siquiera su fecha de nacimiento. El caso más sorprendente fue el de un señor que me dijo que no sabía cuál era el mes de su cumpleaños, pero si que era el mes de San Andres.

Es penible cómo en nuestro país los sectores marginales no saben de temas que son realmente importantes para su desarrollo y empoderamiento como individuo, en muchos casos nisiquiera leer y escribir, pero sí de creencias culturales que hemos heredado de nuestros antecesores y que aunque sean parte de las tradiciones y cultura de nuestro país, lo alejan de lo que debería de ser su prioridad: educarse y trabajar arduamente.

Pero ese es un gran defecto que tenemos los dominicanos y que es un tema de nuestra cultura. Preferimos prenderle cinco velas a un santo antes que tomar acción antes nuestros problemas.

Es imprescindible que en nuestro país aprendamos a tomar acción ante esta clase de situaciones para que esas personas que no tienen acceso a una mejor educación puedan cambiar su estilo de vida hacia uno en el que pueden progresar y obtener servicios de primera calidad, lo cual solo se logra a través de la educación. Si las personas tuvieran acceso a una educación de calidad, supieran como buscar las mejores formas de cuidar su salud y la de sus familias.

 

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