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EEUU insta a Bolivia a tener un diálogo fluido para normalizar las relaciones

En el texto, la encargada de Negocios anunció su próximo retorno a Washington "para ocupar un puesto de liderazgo en temas desafiantes" para el hemisferio, tras dos años de misión en Bolivia.

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REDACCIÓN.-  La encargada de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Bolivia, Charisse Phillips, instó al Gobierno de Luis Arce a mantener una comunicación fluida para normalizar las relaciones bilaterales, algo que, a su juicio, ha sido relegado por el Ejecutivo boliviano.

Phillips se refirió al asunto en una columna de opinión publicada este jueves en el diario La Razón de La Paz, en la que quiso «reflexionar» sobre las relaciones comerciales, «de pueblo-a-pueblo» y las «oportunidades perdidas de asociación» en cuanto a los «intereses comunes y el fortalecimiento de la relación bilateral» con Bolivia.

En el texto, la encargada de Negocios anunció su próximo retorno a Washington «para ocupar un puesto de liderazgo en temas desafiantes» para el hemisferio, tras dos años de misión en Bolivia.

Phillips hizo un recuento de las interacciones que tuvo con distintos sectores bolivianos, así como la ayuda estadounidense enviada durante la pandemia de la covid-19, además de resaltar los beneficios del intercambio comercial entre ambas naciones.

«Sin embargo, la mejor manera de asegurar que la relación entre Estados Unidos y Bolivia alcance su mayor potencial, es promoviendo una sólida comunicación entre gobiernos. Sin un diálogo fluido, se dificulta la posibilidad de normalizar las relaciones entre ambos países», indicó.

«A lo largo de mi estadía aquí, he evidenciado que una posible colaboración y asociación han sido relegadas por el Gobierno de Bolivia. Estados Unidos siempre está dispuesto a sentarse en la mesa de diálogo», agregó.

Para Phillips, Bolivia y Estados Unidos pueden trabajar juntos en asuntos como el medioambiente, los derechos de los indígenas y las «minorías», el fortalecimiento de la democracia, el mejoramiento de los sistemas de salud, entre otros.

La funcionaria expresó su deseo de que la Administración de Arce «considere este tipo de áreas de colaboración».

«Fortalecer la relación Estados Unidos-Bolivia es valioso para nuestros países, la región y el mundo. Crear una relación sólida no es fácil. Habrá obstáculos en el camino, pero necesitamos contar con la buena predisposición del Gobierno de Bolivia para no perder más tiempo y empezar a construirla ahora», concluyó.

Bolivia y Estados Unidos han mantenido sus relaciones a nivel de encargados de Negocios desde que en 2008 Evo Morales expulsó al entonces embajador estadounidense, Philip Goldberg, y a la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, en inglés) acusándoles de una supuesta conspiración contra su Gobierno.

En 2013 hizo lo mismo con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés), bajo las mismas acusaciones que Estados Unidos siempre ha rechazado y que fueron recurrentes en los casi 14 años del Gobierno de Morales.

A fines de 2011 se firmó un acuerdo para normalizar las relaciones bilaterales, que planteaba una relación de «respeto mutuo» y que tenía el horizonte de la reposición de embajadores, lo que finalmente no ocurrió.

Durante el Gobierno interino de Jeanine Áñez, Bolivia buscó acercarse a Estados Unidos con el nombramiento de un embajador «en misión especial» no permanente en noviembre de 2019.

El Ejecutivo de Arce retomó la línea crítica contra Estados Unidos que mantuvo Morales.

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