El mito de “me pongo a dieta en enero”: por qué casi nunca funciona

Cada año, millones de personas prometen comenzar una dieta en enero, pero la mayoría abandona antes de terminar el mes.

Descubre por qué las dietas de enero suelen fracasar y aprende consejos prácticos

Santo Domingo.– Al terminar diciembre en República Dominicana, tras las reuniones familiares, las comidas tradicionales y los brindis de fin de año, vuelve a sonar el clásico propósito: “En enero sí me pongo a dieta. Sin embargo, nutricionistas y psicólogos coinciden en que este plan anual casi nunca se cumple.

La motivación inicial se desvanece rápido, las metas se vuelven demasiado exigentes y la mayoría abandona su dieta antes de llegar a febrero. Más que un problema de fuerza de voluntad, el fracaso suele estar ligado a expectativas poco realistas y a un enfoque equivocado sobre los hábitos de alimentación.

Enero no es un mes mágico

El entusiasmo del Año Nuevo genera la ilusión de que se puede empezar desde cero, pero esa chispa dura poco. Muchos arrancan con planes estrictos o restricciones extremas, eliminando grupos completos de alimentos o imponiéndose rutinas físicas extenuantes.

Psicólogos explican que estas decisiones abruptas provocan ansiedad y frustración: “Se quiere compensar diciembre con sacrificios enormes, pero el cuerpo y la mente no están preparados para cambios tan drásticos”.

A esto se suma que enero es un mes cargado para la mayoría de los dominicanos: regreso al trabajo, ajustes económicos y nuevas responsabilidades. Ese contexto hace que sostener una dieta estricta sea aún más complicado.

Además, los hábitos alimentarios no se cambian de la noche a la mañana. Después de semanas de celebraciones y exceso de alimentos, imponer un plan rígido genera el llamado efecto rebote, en el que los intentos por controlar la dieta terminan en atracones o abandono total del plan.

La frustración que se siente cada año no solo afecta el peso corporal, sino también la autoestima y la relación con la comida.

Por eso, los expertos recomiendan un enfoque diferente: introducir cambios graduales y sostenibles. Aumentar la cantidad de frutas y vegetales, mejorar la hidratación, ajustar las porciones y moverse más cada día son acciones simples que producen resultados duraderos.

  • Nutricionistas aseguran: “No se trata de empezar perfecto en enero, sino de construir hábitos que se puedan mantener a lo largo del año”.

En definitiva, el problema no es enero, sino la idea de que un solo mes puede cambiar lo que requiere constancia. Abandonar la dieta cada año es más común de lo que se piensa, y la solución no está en esperar al calendario, sino en adoptar hábitos realistas, conscientes y sostenibles.

Empezar hoy, mañana o en cualquier mes es igualmente válido: lo importante es la constancia, no la fecha en el calendario.