El PLD, con la astuta perversidad que lo caracteriza, QUIERE APROVECHARSE del desastre de USAID y su impacto sobre Participación Ciudadana-PC, para presentarse como víctima de esa agencia estadounidense y de la línea de los golpes blandos a gobiernos progresistas con posiciones no serviles a EEUU.
El PLD claudicó antes de ser gobierno, cuando formó el llamado “frente patriótico” con Balaguer: “nacionalista” frente Haití y entreguista frente a EEUU.
Los dos PLD traicionaron el ideario de Juan Bosch tan pronto esté perdió facultades para conducir esa organización
Leonel encabezó tres gobiernos apoyado por EEUU y su USAID
Tres gobiernos neoliberales, privatizadores, corruptos y corruptores. Con apoyo de la CIA, la DEA, el FBI, el MAAG, el Comando Sur y sus Operaciones Nuevo Horizonte, con el saqueo de las transnacionales, incluido el contrato estafa con Barrick Gold.
Danilo y los danilistas lo hicieron igual y pudrieron el Estado en el marco de una política neocolonial, con mucho apoyo de EEUU… hasta que se desgastó e intentó reelegirse en el marco de un enorme descredito; tan grande que sectores poderosos de la oligarquía capitalista y la propia administración Trump consideraron que su reelección atentaba contra la estabilidad de su sistema de dominación.
EU y esas élites capitalistas, con el Grupo Vicini a la cabeza, le quitaron respaldo al PLD al final de su era de 20 años, luego de sacarle mucho provecho a su funesta gestión, una de las más corrupta de la historia republicana.
Lo hicieron, además, cuando Leonel -impedido de repostularse por la recia oposición interna de Danilo y el danilismo- dividió al PLD y formó la FP; restándole aún más posibilidades de continuar en el gobierno
La Casa Blanca, el poder estadounidense y las élites capitalistas domésticas le retiraron su respaldo al PLD cuando ya tenían asegurada la fórmula de relevo a través de Abinader, el PRM y sus aliados.
Danilo por su parte le cogió miedo a Trump y a Pompeo y desistió de la reelección.
No hubo ningún “golpe blando”. Se trató de un pleito entre dos derechas pro imperialistas, la del PLD más partidocrática mafiosa y la de Abinader más empresarial y también mafiosa.
El relevo posibilitó reciclar el sistema de dominación, oxigenarlo y evitar una rebelión popular.
El “golpe blando” se lo dio USAID, a través de PC, al sector de Marcha Verde, que planteó destituir por la vía de la movilización y paralización popular el régimen de Danilo Medina, establecer un gobierno provisional y darle paso a un proceso constituyente pata establecer una nueva Constitución, una nueva institucionalidad y nuevas reglas de juego electorales, realmente democráticas.
Ese sector de la izquierda y fuerzas transformadoras avanzó bastante al interior de Marcha Verde e insistió en el carácter sistémico-estructural de la corrupción y la impunidad, responsabilizando a todo el sistema tradicional de partidos, no solo al PLD, y también a las mafias empresariales, policiales y militares.
Otros sectores de la izquierda histórica y del denominado progresismo, decidieron aliarse al PRM, lo que debilitó la posibilidad de una Marcha Verde alternativa al orden establecido.
A esa opción soberana, independiente, transformadora se opuso USAID a través de Participación Ciudadanas y las ONG y Fundaciones financiadas por EEUU; se opuso el sector del PRM-ABINADER que había penetrado en las estructuras de MV y logró atraer una parte de las izquierdas hacia una línea simplemente anti-peledeista.
En esa maniobra jugaron un papel relevante los Juan Bolívar Díaz, Huchi Lora, Altagracia Salazar Jonathan Liriano, Manuel Jiménez, Manuel Robles y Carlos Pimentel; entre otros y otras dirigentes/as relevantes de MV; que finalmente la dividieron y formaron la Coalición Democrática, liderada por Juan Bolívar Díaz; y que, subordinada al PRM y su candidato presidencial, Luis Abinader, les posibilitó a muchos de ellos asumir cargos estatales y gubernamentales.
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