Redacción Internacional.- El Príncipe Harry (37 años) y Meghan Markle (40) entran en el negocio bancario, pero no lo hacen con cualquiera. La pareja, que intenta mantener una imagen pública de compromiso con el medio ambiente y otras causas, ha decidido asociarse con Ethic, una entidad financiera de origen británico con sede en Nueva York, que apuesta sólo por invertir bajo ‘criterios de responsabilidad social’.
Fundada por tres banqueros procedentes de Deutsche Bank, Ethic presume de contar con un equipo peculiar, ya que en su junta directiva destacan varios perros (Byron, ‘jefe responsable de Sonrisas’ o Roux y Gigi, ‘jefes de Seguridad’) que, según la propia información de la empresa a través de su web, acuden a las reuniones semanales del ‘staff’ para arrancar agradecimientos para la cúpula por todas las personas a las que han ayudado. La web no especifica si el personal canino cobra o trabaja gratis para el banco.
Con premisas empresariales como ésta, no es de extrañar que Jay Lipman, el ejecutivo que ha negociado con los ex ‘royals’ (curiosamente, es pelirrojo y tiene un aire al propio Harry), presuma de buscar la inversión de los ‘hippies’ porque «es un banco hippy».
La lucha contra el cambio climático, la igualdad racial y de género son los pilares de la inversión de esta entidad que ha encontrado no solo dos inversores de lujo, también dos embajadores de la marca para abrirse un hueco en un mercado copado por entidades que, desde la crisis de 2008, han sufrido un golpe de imagen del que no se han recuperado.
En cuanto al montante de la inversión, nada se sabe: la propia Meghan ha declarado a The New York Times que hablar de dinero «es de mal gusto». Es una excusa muy de millonarios.
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