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Batalla Electoral 2024

El rol de las izquierdas en medio de la presente crisis capitalista

Narciso Isa Conde.

EEUU, centro del sistema capitalista mundial, está en crisis mayor; y el sistema capitalista  en su conjunto está inmerso en la peor y más peligrosa crisis de su historia.

En EEUU la crisis reventó en el 2008 con expresiones agudas en el campo financiero y de bienes raíces.

La cúpula  del poder y la Administración Obama trataron de revertirla a través de una enorme endeudamiento público, y ésta recientemente rebrotó con expresiones mas graves después de extenderse al Norte de África y a Europa (Egipto, Túnez, Yemen, Islandia, Irlanda, Portugal, Grecia, España, Italia y amenazando a Inglaterra…).

No estamos simplemente ante una de las tantas crisis cíclicas de sobre-producción, menos aun  frente a  una crisis exclusivamente financiera o económica como se ha dicho. Es algo de mayor profundidad, extensión y gravedad. Es una crisis diferente a las anteriores. Incluso distinta a las pasadas crisis estructurales o sistémicas.

Más bien se trata de una mega-multi-crisis. De una crisis integral de la civilización burguesa: una crisis económica, financiera, de sobreproducción y sub-producción, político-institucional, militar, medio-ambiental, alimentaria, urbanística, moral…

  • De la crisis estructural a la crisis de la civilización burguesa…

Ella estuvo precedida de la crisis estructural del capitalismo central de finales del siglo pasado (sobreproducción, carencias en los países centrales de petróleo y recursos naturales estratégicos, límites de los mercados conquistados y de la civilización del petróleo, baja tasa de ganancia…), la cual fue abordada desde la  lógica de la restructuración neoliberal y la nueva guerra de conquista (guerra global anti-terrorista).

A su vez al paso de los años la restructuración  neoliberal y los cambios tecno-científicos, que a final de siglo XX apuntaron hacia la introducción del patrón micro-electrónico, informático, robótico… y hacia las privatizaciones, desregulaciones, áreas de “libre comercio”, “libre flujo de capitales”, desmonte del rol social del Estado, guerras por la conquista de territorios con grandes reservas naturales, carta abierta al saqueo a cargo de sus corporaciones… han convertido la crisis estructural sistemática del capitalismo de finales del siglo XX en esta “multi-mega-crisis”.

El recetario impuesto desde las elites de los países “altamente desarrollados” (G20, el Banco mundial, FMI) y las clases dominantes-gobernante locales, han agravado la crisis sistémica hasta convertirla en crisis integral de la civilización capitalista y en crisis de existencia del planeta y de la humanidad.

Estas cifras muestran la dramática cara social de esta crisis  y la inviabilidad de la sociedad humana dentro de estas coordenadas, ahora con perspectivas de agravarse trágicamente si se prolonga por algunas décadas más esta destructiva civilización burguesa:

  •  1,020 millones de seres humanos con desnutrición crónica.
  • 2,000 millones sin acceso a medicamentos.
  • 884 millones sin agua potable.
  • 924 millones sin techo.
  • 1,600 millones sin electricidad.
  • 2,500 sin servicios de drenajes pluviales y aguas sucias.
  • 794 millones de analfabetos.
  • 19 millones fallecen cada año por empobrecimiento extremo.
  • 200 millones de niños/as trabajando, una parte en condiciones de semi-esclavitud.
  • Cerca de 5,000 millones de personas pobres y el 20%  más rico es cien veces más rico que el 20% más pobre.
  • El petróleo y el agua en vía de agotarse dentro del irracional patrón de consumo capitalista y las minorías privilegiadas.
  •  El planeta calentándose, contaminándose y desertificándose cada vez más.
  • EEUU sembrando de guerras al mundo para apoderarse de los recursos naturales de mayor valor.
  • Las mismas recetas y más tensiones y rebeldías..

Posteriormente a su estallido en el  2008 en EEUU y al uso del endeudamiento estatal para salvar bancas y corporaciones, se ha evidenciado que ese tipo de recurso a lo sumo sirve para contener temporalmente procesos críticos, los cuales vuelven ha expresarse con más intensidad y mayor gravedad como acontece en el presente.

Igualmente recurrir –como se ha estado haciendo en Europa-  a las reducciones del gasto social y a la eliminación de conquistas colectivas en interés de  reparar desequilibrios macro- económicos y reducir déficits, ha conducido a potenciar las indignaciones y convertir en multitudinaria las protestas populares, como acontece actualmente en muchas puntos del planeta.

La “reestructuración”, la “cultura” neoliberal y la militarización atrapan el capitalismo mundial, mientras en EEUU y en sus áreas de influencias a escala global se agrega el peso creciente de la cultura especulativa de sus grandes bancos de negocio, esto es, la hegemonía del capitalismo financiarizado y la decadencia de la cultura productiva; acompañada de la determinación de conquistar territorios ajenos, ricos en recursos valiosos, por medios militares (Irak. Afganitán, Libia) junto a sus socios de la OTAN.

En Europa el poder de los “bancos de negocio” se ha sentido con tal fuerza, que siendo la firma Goldman Sachs causante y beneficiaria de la crisis griega, portuguesa, italiana…tecnócratas de esa firma encabezan ahora dos gobiernos (Grecia e Italia) y el Banco Central Europeo después de las recientes destituciones.

Ellos pertenecen a la red que Sachs tejió en el Viejo Continente y, en grados diversos, participaron en las más truculentas operaciones ilícitas orquestadas por la institución norteamericana. Además, no son los únicos.

De Wall Street a Europa ese poderoso banco de negocios ha extendido su influencia e impuesto sus recetas, por lo que con cierta razón se afirma “que en la Europa actual el poder es de Goldman Sachs”.

Tal repuesta de las elites financieras  nos llevan a pesar en nuevos  de la indignación popular burlada y a un mayor incremento de su contenido anticapitalista de las movilizaciones.

El capitalismo de estos tiempos no dispone de un modelo alterno al neoliberalismo y al dominio del capital financiero dentro del sistema.

Y es que dentro de ese entrampamiento, pese a la decadencia neoliberal  -e incluso a la admisión de ésta por una parte de sus ideólogos-,  las cúpulas gobernantes se limitan a recurrir al Estado no para cambiar al modelo que las engorda, sino solo para salvar el gran capital privado y especialmente a los grandes bancos; mientras periódicamente reitera sus ajustes empobrecedores contra la gran mayoría los/as trabajadores/as y contra toda la sociedad excluida y los sectores medios situados al margen del poder, provocando una espiral en el proceso de rebeldías crecientes (con un fuerte componente juvenil y femenino), a la que responde con más represión y neofascismo.

Esto provoca de más en más la deslegitimación de la dominación neoliberal, de la hegemonía del capital financiero y del cohollo capitalista en general, expresada recientemente con más vigor en el auge de la indignación contra sus símbolos,  representantes y nuevos programas empobrecedores; confirmando –como ha afirmado el investigador marxista argentino y en entrañable amigo, Jorge Beinstein- “el comienzo del fin de la hegemonía cultural del capitalismo”, que abre las compuertas de la insurgencia y la creatividad.

Todo esto desde un sujeto universal anticapitalista en gestación que recupera las memorias populares de formas y convivencias igualitarias, solidarias, de resistencia a la explotación, sobreexplotación y exclusión social, al patriarcado, al racismo, a la xenofobia, a la homofobia, a la dictadura de los adultos y a todas las formas de discriminación; apoyada la nueva alternativa en la idea clave de la construcción de una economía socialista y de un sistema democrático desde lo comunitario, de un relacionamiento dignificante entre los seres humanos y de una actitud de éstos respetuosa de la Madre Tierra y reparadora de los graves daños causados a ella por las anteriores formaciones económico-sociales.

  • El país como parte del sistema.

La República Dominicana es un pedacito de ese sistema en crisis desde su condición de país capitalista dependiente de bajísimo nivel de desarrollo, ubicado dentro de la cadena mundial y sometido a la estrategia neoliberal impuesta por la globalización en boga, gustosa y servilmente aceptada por la clase dominante-gobernante de este país.

La crisis no viene solo de fuera, sino que el país –situado dentro y en el curso de la crisis descrita- asume desde de sus peculiaridades, desde sus formas de ejercicio tradicional del poder y  herencias históricas, las recetas emanadas de los centros de decisión del sistema capitalista mundial, especialmente de EEUU:

Eso explica un neoliberalismo criollo mezclado con corruptela, autoritarismo, caudillismo, clientelización política y gansterización de los agentes y sujetos de la partidocracia y del gran capital.

 

La atadura al sistema capitalista en crisis –como el hecho de haber optado por la dependencia, por el Estado recolonizado y corrupto, y por el neoliberalismo adecuado a países periféricos- no es solo una imposición externa, sino también una determinación interna del cohollo del poder local. Lo de fuera y lo de adentro se retro-alimentan y la crisis general o global del capitalismo se mezcla con la local en cada sitio y en cada vertiente.

Aquí como allá se  recurre al endeudamiento público, al recorte de gastos sociales, a los impuestos indirectos, a los ajustes neoliberales, a la expoliación de la naturaleza… para contener la desestabilización de la macro-economía.

Por esa vía a lo sumo mejoran temporalmente los indicadores del sistema, aumentan las disponibilidades de recursos en el corto plazo y se frena efímeramente la pendiente hacia el desfonde… para meses después repuntar de peor manera la agobiante crisis en pleno despliegue destructivo.

Aquí los recursos paliativos se están obteniendo oficialmente por la vía del FMI, el BM, el BID y la venta de bonos, con el compromiso de pagar la deuda a costa de exprimir más al pueblo. Extraoficialmente con dinero del “lavado” que lo pudre todo. Esto de momento le podría facilitar al gobierno su gestión administrativa hasta finales del 2011; pero no más, ya que luego todo habrá de empeorarse, descontados los efectos negativos del derroche, la corruptela electoral y la narco-corrupción.

A esto se agregará el impacto el actual repunte de la crisis en EEUU y en países de Europa, que habrá de traducirse hacia acá en disminución del volumen de las remesas, las inversiones y los ingresos por las exportaciones de bienes y  turismo.

Si le agregamos a esto la podredumbre estatal y el deterioro institucional develado en gran dimensión en los últimos meses, no es difícil pensar en perspectiva en una crisis integral cada vez mayor, acompañada de una intensa indignación popular proclive a convertirse en movilizaciones crecientes y ascendentes. La caldera se está reventando y no se sabe cuando habrá de estallar. Pero por el camino que trazan los de arriba a los de abajo y a los del medio no le queda otra que indignarse y reventar de manera original.

  • Responsabilidad ineludible.

Situaciones así no son comunes. Ellas se presentan en determinados periodos históricos y ofrecen oportunidades excepcionales para la fuerzas con vocación revolucionarias y transformadora.

No es cualquier cosa esta crisis del orden dominante, aunque vale decir que las crisis por si solas no crean revoluciones.

No hay señales de que el capitalismo pueda salir por ahora de estas crisis, pero si está claro que ella tiende a empeorarse y complicarse, con evidente perspectivas de rebeliones crecientes, por lo insoportables y agobiantes que resultan sus efectos contra la dignidad  humana.

Nuestro deber es promover esas justas rebeliones, apoyarlas, participar en ellas, hacerlas crecer y desde ellas construir nuevas fuerzas y propuestas transformadoras-alternativas. Aquí y en todas partes del mundo.

Esta es una responsabilidad ineludible si realmente somos lo que decimos ser: si  nos consideramos comunistas, socialistas revolucionarios, anticapitalistas, impugnadores del sistema y creadores de conciencia antiimperialista, prosocialista y pro-comunista.

Por eso es lamentable que en este país una gran parte de los sectores que se dicen de izquierda, precisamente cuando esta crisis del capitalismo senil se vuelca contra la humanidad, hayan renunciado a  la crítica del capitalismo y del imperialismo actual; se muestran reacios a darle cabeza y a plantear las nuevas  transiciones revolucionarias, así como a asumir las nuevas revoluciones; se resisten a revindicar y enriquecer el pensamiento socialista y a defender el proyecto comunista; y hasta lucen renuentes a definir caminos para desmontar el neoliberalismo en esa dirección antiimperialista y anti- capitalista.

Alarma ver lo que le cuesta mencionar y denunciar al gran capital y a la oligarquía capitalista por sus nombres y con sus componentes; observar la ausencia en su lenguaje de crítica a la naturaleza cada vez más explotadora y excluyente del capitalismo y como está ausente de su política cotidiana la emancipación de la clase oprimida y necesidad del nuevo proyecto capitalista que pasa por el desmonte del modelo neoliberal y de la institucionalidad que le sirve bajo la perversa gestión de una partidocracia corrompida y una tecnocracia privilegiada.

Alarma su reformismo, su proclamado respeto al orden constitucional, al sistema electoral y JCE y a las leyes vigentes, su tendencia a copiar  formas de hacer partidos, candidaturas y campañas al estilo de las derechas…su temor a definirse como izquierda y en su lugar autoproclamarse “progresista”, de centro o centro progresista…su negativa a plantear la desprivatización, las expropiaciones y a posicionarse con una actitud transformadora en todos los escenarios de lucha incluido el electoral… a enfrentar las nuevas modalidades de intervención de EEUU y las posiciones reaccionaria de la cúpula católica.

Incluso los hay que se unen sin rubor con facciones de la partidocracia.

Como izquierdas revolucionarias, transformadoras, necesitamos diferenciarnos de esa actitud política e ideológica, de esa manera de convertir a las izquierdas en algo funcional al sistema, de hacer potable con discursos ambivalentes empapados en “agua de melao” y con adhesiones a un discurso pacifista con sello sistémico y un electoralismo unilateral.

Necesitamos retomar colectivamente con pasión revolucionaria la lucha contra el sistema dominante y las fuerzas sociales y políticas que controlan sus poderes temporales y permanentes; sin descartar métodos y vías, algunas inéditas, que impliquen apoyo, participación y asunción por las bases de la sociedad y el sujeto transformador.

Necesitamos un programa estratégico común de carácter antiimperialista, anticapitalista, socialista, comunista…, sin que esto implique renunciar a la flexibilidad política, a los programas tácticos y/o coyunturales de menor alcance derivados de esa estrategia y su base conceptual, a los lineamientos políticos, intervenciones y métodos de lucha que en diversos escenarios y en cada periodo posibiliten acumular fuerzas revolucionarias y avanzar.

Necesitamos hacerlo junto a la recreación de un pensamiento teórico renovado, capaz de asumir la emancipación de las fuerzas del trabajo y de la cultura forjadas en estos tiempos. De asumir la liberación del sujeto proletario-popular de esta etapa y la redención social y política de todos/as los/as oprimidos/as, excluidos/as y vejados/as por el gran capital, incluidos los productores privados condenados a la ruina y los militares y trabajadores de Estado empobrecidos.

Capaz de facilitar y contribuir, paso a paso, luchas tras luchas, a la creación de conciencia y organización contra el capital como relación social, como factor articulador y beneficiario de todas las formas de opresión y discriminación funcionales a él: patriarcado, adulto-centrismo, racismo, ecocidio, militarismo; y de todos sus engendros: narco-delincuencia, clientelismo, impunidad, egoísmo, mercantilización de la política y la ciudadanía.

  • En lo inmediato y en este periodo.

Derivado de esa visión  es urgente  concluir el esfuerzo por consensuar definitivamente en el seno de las izquierdas transformadoras el RESUMEN DE  LOS EJES PROGAMÁTICOS PARA EL ACCIONAR  INMEDIATO DE LA UNIDAD DE IZQUIERDA EN ESTE PERIODO (Constituyente con participación popular, desprivatización de lo privatizado en la era neoliberal, recuperación de los dineros y riquezas robadas, recesión de losa contratos mineros onerosos cese de la impunidad, salarios dignos, reducción del costo de la canasta familiar, servicios públicos universales de educación, salud, seguridad social, transporte; reforma agraria, seguridad ciudadana, refundación de la po0liciía nacional….).

Derivados de esos ejes proceder a precisar las demandas más movilizadoras y convocantes para potenciar las luchas sociales y diseñar un plan de acciones e iniciativas políticas cónsonas con ellas y dirigidas a confrontar las privatizaciones, los pilares del modelo neoliberal, la partidocracia corrompida, las expresiones más odiosa de la oligarquía, las instituciones más desacreditadas (Congreso, Policía, JCE, Justicia…)y las corporaciones mineras expoliadoras (Barrick, Uni Gold, Gold Corp, La Hispaniola…).

Esto válido y necesario para antes de las elecciones del 2012, para una intervención contestataria en esa coyuntura, para después de esos comicios y más allá.

A falta de candidatos y registros electorales capaces de asumir esta postura trascendente respecto al modelo neoliberal y a la carcomida e ilegitima institucionalidad actual -lo que además del fardo de la división de las candidaturas, ya parece inevitable- y sin dejar de insistir en la necesidad de intervenir en esa coyuntura y de emplazar con una propuesta unitaria y transformadora, procede pensar en ingeniosas modalidades de acción  hacia ese escenario que contribuyan a desacreditar más aun la partidocracia que lo domina, el circo que ha puesto en marcha  y la dictadura bipolar institucionalizada que ella y la oligarquía manipulan.

En las coyunturas electorales no solo se participa con candidaturas y registros electorales. Y a falta de candidatos y matriculas inclinadas a la unidad y a representar posiciones alternativas al modelo neoliberal y a la decadente institucionalidad vigentes, es válido inventarse modalidades que ayuden a nuestros propósitos.

Esto exige combate de calle, democracia de calle, iniciativas audaces.

Así se podría construir a crear una nueva vanguardia unitaria articulada a las luchas y movimientos sociales, que incidiendo y combatiendo en cada coyuntura, y asumiendo las banderas movilizadoras de actualidad, acumule fuerzas y defienda el futuro socialista del proyecto transformador; sin dejar de practicar la unidad de acción y las alianzas tácticas con fuerzas antineoliberales de otra naturaleza ideológica y política.

Así aportaríamos desde ahora, durante los comicios y después de ellos, a convertir la indignación latente en movilización activa, en rebeldía, en sumisión y en desobediencia civil cada vez mas generalizada; sin descuidar el desafío de pensar, crear y desarrollar la nueva vanguardia socialista para estos tiempos y frente a esta crisis del capitalismo global, ni tampoco la propuesta estratégica de corte socialista.

Mucho menos la amenaza de intensificación y ampliación de la llamada guerra antiterrorista global y su puntuales guerras preventivas a cargo de un imperialismo senil y altamente militarizado que se propone controlar como sea todos los recursos naturales.

Pensemos en la crisis de nuestro país en relación con este mundo convulsionado.

Pensemos -junto a los demás actores revolucionarios del mundo actual- en el nuevo Manifiesto Comunista que la liberación de la humanidad -condenada a muerte por el capitalismo actual en medio de su crisis mayor- nos exige.

Pensemos nuestro proceso en sus vínculos indisolubles con el proceso mundial signado por el declive del capitalismo senil y la necesidad del rearme y la emergencia de una renovada propuesta socialista, capaz por sus atractivos, su capacidad de generar pasión revolucionaria y por su  justeza científica, de fundirse con las nuevas indignaciones  multitudinarias.

La liberación o será continental o mundial, o no será. Y, entonces, solo restaría la prolongación del caos hacia la muerte colectiva de la humanidad. Por eso es válido clamar y combatir bajo la divisa:¡SOCIALISMO O BARBARIE! ¡COMUNISMO O CAOS!

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