Autoridades dominicanas investigan uso irregular de marca Remax One y manejo de fondos en Novasco Real Estate.
La estafa inmobiliaria Novasco Real Estate afecta a compradores dominicanos; autoridades avanzan en investigación y arrestos.
República Dominicana.– Ha pasado un año desde que El Informe reveló las primeras denuncias contra la constructora Novasco Real Estate, empresa que fue presentada ante clientes como parte de la reputada red de Remax One y que ofrecía proyectos inmobiliarios de bajo costo, entregas rápidas y atractivas facilidades de pago.
Sin embargo, detrás de esa fachada comercial, decenas de compradores —muchos de ellos dominicanos residentes en el extranjero— terminaron sin las viviendas prometidas y, en varios casos, sin los ahorros de toda una vida.
En este tiempo, la situación ha evolucionado de manera que hay avance de las investigaciones, incluyendo arrestos y medidas de coerción; Además, la dura realidad emocional y financiera que las víctimas se ha enfrentado mientras intentan recuperar su dinero y recomponer sus vidas.
Algunos de los compradores explican que, tras haber invertido desde el extranjero, confiaron en la reputación que les transmitió el uso del nombre “Remax One” en las promociones de los proyectos. La imagen de ser una empresa asociada a una marca internacional fue clave para atraer a los clientes.
Sin embargo, con el paso del tiempo, las irregularidades se hicieron evidentes: obras que no avanzaban, contratos que no se cumplían y promesas de entrega que se aplazaban indefinidamente.
No faltaron los casos de personas que relatan haber vendido sus vehículos, tomado préstamos o consumido sus ahorros con la ilusión de obtener una vivienda que nunca vieron materializada.
Durante este año, las autoridades han ejecutado arrestos y han impuesto medidas de coerción a varios implicados en la presunta estafa. El Ministerio Público investiga la red de responsabilidades dentro de la empresa, la utilización de la marca comercial para captar clientes y el manejo de los fondos recibidos.
A pesar del temor y la desesperanza que dominaron los primeros meses, los denunciantes afirman que también ha sido un año de aprendizaje, unión y fortaleza. Han creado grupos de apoyo, han compartido información y han seguido de cerca cada paso del proceso judicial.
Algunos mantienen la esperanza de que las investigaciones lleguen hasta el final y se determine la verdadera magnitud del supuesto fraude inmobiliario. Otros, aunque menos optimistas, continúan luchando simplemente por recuperar su dinero.
Mientras avanzan las indagatorias y se conocen nuevas piezas del caso, las víctimas esperan que las autoridades logren desentrañar por completo cómo funcionaba el esquema y quiénes fueron los responsables directos de las promesas incumplidas y del manejo irregular de los recursos.
Un año después, lo que permanece es una mezcla de frustración, cansancio y esperanza. Para quienes depositaron sus ilusiones en un proyecto que parecía seguro, el compromiso es seguir buscando justicia y evitar que más personas caigan en lo que describen como la peor experiencia financiera de sus vidas.