París.- La rue Dauphine, a pocos metros del río Sena, estalló de júbilo después de que el defensor del Sevilla Gonzalo Montiel anotase el tanto de la victoria argentina en la tanda de penales. En medio del agua nieve, centenares de argentinos tomaron esta parisina calle al grito de «Messi, Messi».
Alrededor de un atiborrado restaurante «Volver», precisamente uno de los establecimientos que Leo Messi frecuenta mientras juega en el PSG, varias decenas tuvieron que marcharse a otros locales adyacentes y muchos no tuvieron más remedio que quedarse en la calle aguantando temperaturas negativas.
El gol de Montiel desabrochó la inmensa alegría argentina al grito de «Campeones, Campeones» en medio de una bruma azul desprendida por las bengalas azul claro. La diáspora argentina en la capital gala se abrazó, se besó, dio botes sin parar e incluso realizó vídeo llamadas en directo a sus familias al otro lado del Atlántico.
Ni siquiera la remontada francesa exprés en dos minutos (80 y 81 obra de Kylian Mbappé) ni el empate agónico obra del mismo jugador al final de la prórroga habían achantado a los fervorosos hinchas.
Fue el único momento en el que la hasta entonces muda afición gala despertaba al grito de «Kiki», el apoyo de Mbappé.
Pero los argentinos, que iniciaron la tarde cantando «inglés el que no vote» y la terminaron entonando la misma estrofa pero cambiando «inglés» por «francés», conservaron la fe hasta el final.
Entre los atuendos, aunque el «10» de Messi era el más visto, también hubo varios seguidores con ese mismo número pero con el nombre del fallecido Maradona, el jugador que había liderado a Argentina en su último Mundial, en 1986.