REDACCIÓN.- Hong Kong eliminó hoy el uso obligatorio de mascarilla en exteriores e interiores, una medida implantada a raíz de la pandemia del coronavirus y que seguía vigente, mientras el Gobierno intenta reactivar la ciudad como centro financiero internacional tras casi tres años de estrictos controles.
El jefe del Ejecutivo de Hong Kong, John Lee, anunció el martes que la medida, impuesta en julio de 2020 y cuyo incumplimiento se castigaba con cuantiosas multas, se suspende para atraer de nuevo a la ciudad a empresas y turistas.
«Creemos que es el mejor momento para tomar esta decisión. Es un mensaje para demostrar que por fin la ciudad vuelve a la normalidad», declaró Lee, ex jefe de policía local.
Sin embargo, las autoridades aún recomiendan su uso en lugares cerrados y poco ventilados y allí donde sea difícil mantener la distancia física, así como para personas mayores, de salud delicada o con enfermedades crónicas.
Asimismo, a partir de hoy los alumnos de secundaria estarán exentos de someterse diariamente a las pruebas rápidas de Covid-19 o tomarse la temperatura para acceder a los centros escolares, aunque la norma seguirá en vigor para los colegios de primaria y jardines de infancia durante otras dos semanas.
«Los profesores, naturalmente, preferiríamos que el alumnado no usara mascarillas. Pero algunos niños podrían no sentirse todavía del todo listos para un cambio tan radical», comentó a EFE el profesor español Nicolás Arriaga, jefe del departamento de Lenguas del International College Hong Kong.
El docente indicó que este miércoles alrededor de la mitad de los alumnos llegó a su escuela aún con la boca cubierta y consideró que la mayoría continúa empleando la mascarilla por costumbre, otros a petición de los padres, otros por protección e incluso algunos por motivos estéticos.
Arriaga describió a la sociedad hongkonesa como una población que «parece que esté en modo de alerta sanitaria por defecto. La higiene y la seguridad son marcas de la casa».
El uso de mascarillas en todo momento excepto para hacer ejercicio en exteriores o tomarse fotos en grupo era en la práctica el último reducto de las restricciones implantadas en la ciudad semiautónoma frente al coronavirus, que en los momentos más graves de la pandemia llevó a la práctica paralización de la vida pública.
Hong Kong siguió desde el inicio de la crisis sanitaria de la pandemia una política de tolerancia cero contra el coronavirus similar a la vigente en la China continental que incluía el aislamiento de todos los contagiados en instalaciones especializadas.
Aunque la excolonia no impuso un confinamiento estricto de los ciudadanos, la actividad comercial, educativa, cultural y turística quedó bajo mínimos y las fronteras permanecieron estrictamente cerradas durante más de dos años.
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