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Batalla Electoral 2024

Impunidad por gobernabilidad

Si el presidente de la República, en vez de llamarse Danilo Medina, se llamara Hipólito Mejía, el nuevo modelo penitenciario estaría abarrotado de ex funcionarios del gobierno de Leonel Fernández, incluyéndolo, pero con un problema de gobernabilidad por razones políticas,  económicas y sociales que lo colocaría al borde del colapso.

Con el blindaje económico más poderoso que un bunker de la Segunda Guerra Mundial, más el control de la Justicia, el Congreso, la Cámara de Cuentas, entre otras instituciones del Estado, incluyendo importantes medios de comunicación y comunicadores, la mafia que controló el país durante los últimos ocho años, le estaría haciendo la vida imposible al gobierno.

Hipólito Mejía no quiso negociar impunidad por gobernabilidad pese a los múltiples intentos del ex presidente Fernández en ese sentido.

Ese pacto, impunidad por gobernabilidad, lo hizo, lamentablemente para el país y su proceso de institucionalización, Danilo Medina. Y hoy paga las consecuencias. A tal punto, que no ha podido, ni podrá, “hacer lo que nunca se ha hecho”, por muy buenas intenciones que tenga. De algún modo está atado de pies y manos para aplicar el artículo 146 de la Constitución que combate la corrupción invirtiendo el fardo de la prueba.

Todavía, a casi un año, Danilo no ha podido perfilar ni apuntalar su gestión. Aquel maletín, el Estado, que creyó era una fortuna, con más vergüenza que sorpresa, se dio cuenta, con el correr de los días, que las “facturas por pagar” eran el resultado de la corrupción y el saqueo de gente de su propio partido. Gente que en vez de estar ocupando todavía cargos en el Estado, debería estar en la cárcel.

La estructura orgánica del PLD la controla una mafia. La democracia interna fue secuestrada para impedir deserciones y críticas de la reserva ética y moral que aún debe quedar en  ese partido. Danilo no puede, de momento, enfrentar a la OTAN del Comité Político y el Comité Central aunque lo desee de corazón. Si quiere gobernabilidad, debe esperar una coyuntura. Pero el tiempo no se detiene. Ya pronto cumplirá un año en el Palacio Nacional. Antes del tercer año la campaña electoral tomará la fuerza de un torbellino.

La crisis del PRD ha contribuido con la gobernabilidad. El PRD en manos inequívocas de Hipólito Mejía estaría haciendo oposición de verdad. ¿Se imaginan al presidente Medina enfrentando la oposición de un sector importante del PLD encabezada por la mafia que controla la Justicia y el Congreso, más la del PRD, al mismo tiempo, con la crisis económica que dejó Leonel? El horno no estaría para galletitas.

Si Danilo, al llegar al Palacio Nacional hubiera creado un nuevo gabinete, su gabinete, y les da luz verde a los nuevos funcionarios para no ocultar los hechos de corrupción, la mayoría estaría en los tribunales o en la cárcel. La instrucción fue guardar silencio, “no mirar hacia atrás”, ni lanzarle ladrillos al pasado. Es decir, borrón y cuenta nueva. ¡Impunidad por gobernabilidad! ¡Uff!

De todos modos, el doctor Guillermo Moreno, de Alianza País, ha tenido el coraje de someter a la justicia al ex presidente Leonel Fernández. La Fiscal del Distrito rechazó, de golpe y porrazo, la querella. Pero Guillermo ha entregado el escrito de objeción al archivo definitivo de la querella. Es un libro con más de 200 páginas lleno de pruebas irrefutables suficientes no solo para una investigación, sino para el sometimiento a la justicia del ex presidente y su posterior condena junto a sus socios.

Esperemos para ver hasta dónde llega la indignidad de la justicia en nuestro país.

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