El uso de metáforas animales en dichos populares revela la complejidad y riqueza del folclore dominicano.
Santo Domingo.– Es difícil y a veces divertido explicar la fascinación dominicana por las paremias animalísticas. ¿Cómo entender que un tigre puede ser también un león, aunque sólo tenga dos patas? ¿O que un gallito, contrario al diminutivo, significa que podría ser más guapo que un toro bravo?
El terror tras casi 32 años de dictadura obligaba a hablar en claves tontas, como decir que mataron al chivo refiriéndose al ajusticiamiento del 30 de mayo.
Los maleducados son perros, los ladrones gatos, los resbalosos son guabinas u otros peces, el Congreso tiene dentro muchos burros, faltar a algún servicio nocturno es hacer lechuza… y el perico es blanco, no verde. En casa de don Hipólito docenas de gatos comparten un mismo nombre: Félix.
Preguntarle a algún fanático achispado por tragos si sus águilas son realmente cuyayas puede ponerlo chivo.
En estos días el procesamiento judicial de muchos políticos y empresarios corruptos es atribuido a delaciones por chivatos.
Desde el caos del tránsito hasta meter chivos en exámenes, mientras autoridades y responsables sigan haciéndose los chivos locos o buscando algún chivo expiatorio, la población seguirá muy chiva ante la impunidad de tantos chivos sin ley. Si el Código Penal no sirve, podría servir recogerlos en una camiona como a perros realengos o vacas errantes. ¿Qué hacer con ellos? ¡Ay, si deciden los tigres!