Luis Soto, Director del DNI
EL Gobierno de Luis Abinader -resultado del ascenso electoral del Partido Revolucionario Moderno-PRM y su amalgamamiento con las elites capitalistas y el endurecimiento de la recolonización neoliberal- ha anunciado acelerar una “reforma” del sistema de inteligencia dominicano; algo que se estaba impulsando desde la pasada Administración del Partido de la Liberación Dominicana-PLD por insistencia de EEUU, potencia tutora de la profundización del coloniaje militar.
El cambio que se auspicia a nombre de la “modernización” y la “limpieza ético-moral” de esos servicios tiene toda las características de un maquillaje y una remodelación dirigidos a lustrar la deteriorada imagen de esa institución y a imprimirle más eficacia a su maquinaria carcomida por el clientelismo partidista y la expansión de la corrupción, reforzando a la vez su dependencia de la CIA y la MOSSAD israelí y los amarres con la estrategia regional de EE.UU.
El paso anunciado incluye elevar el Departamento Nacional de Investigaciones (DNI) a Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), colocándola como órgano supremo del que dependerán orgánicamente los demás servicios de espionaje y control tutelados medularmente por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), DEA, FBI, MOSAAD y la DASS Colombiana. Fórmula muy en boga en esta región del mundo, en el contexto de una multi-crisis sistémica generadora de nuevas rebeldías multitudinarias.
Más arriba, en el cogollo imperial se sitúan el Pentágono y la OTAN con sus diversas modalidades de guerras de variadas intensidades; prestas a ser eventualmente desplegadas según las circunstancias, tal como acontece en Venezuela, Colombia, Chile, Paraguay Honduras y Haití.
En interés de aportar al conocimiento colectivo de nuestro pueblo y otros pueblos del mundo, y a propósito de lo que se está fraguando en este punto de la frontera imperial caribeña, pienso útil recordar el origen, la trayectoria y características del Departamento Nacional de Investigaciones(DNI), para luego valorar su pretendida “transformación”.
El actual Departamento Nacional de Investigaciones (el DNI) nació en 1966 con el “gobierno de los doce años” de Balaguer (heredero político del tirano Trujillo), a continuación de la invasión militar estadounidense del 1965, con auspicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y financiamiento (60% del presupuesto) de su Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), ahora USAID.
En el contexto de la “guerra fría”, el DNI se implantó al lado del Palacio Nacional (sede de la Presidencia de la República) y operó -empapado de anticomunismo- como instrumento represión antipopular y terrorismo de Estado, con sus modalidades de espionajes, acosos represivos, apresamientos, interrogatorios, deportaciones, impedimentos de entrada al país, torturas, secuestros y asesinatos selectivos.
Los servicios de inteligencia de Fuerzas Armadas y Policía Nacional J2 (Ministerio), A2 (Aviación Militar), M2 (Marina de guerra) y SS (Servicio Secreto de la Policía Nacional SS-PN) se conectaban con el DNI de abajo hacia arriba y suministraban sus respectivas informaciones, que a su vez nutrían al Presidente Balaguer y su entorno criminal.
El SS de la PN, madriguera de asesinos, hacía gran parte del trabajo sucio. La Estación de la CIA en el país tenía –y tiene- una de sus oficinas en el mismo edificio del DNI y desde allí traza las pautas.
En aquel periodo dos de sus jefes, Contraalmirante Valdez Albizu y General Padilla Medrano, fueron sindicados como agentes estadounidenses, lo que parece ser una constante en la dirección de ese organismo.
Ese esquema se ha mantenido hasta la fecha, con variaciones de actores y degradaciones progresivas hasta su degradación.
Concentrado en sus crueles funciones asignadas por la CIA y la oligarquía capitalista asociada a EE.UU, el DNI nunca actuó contra la corrupción en ningún periodo, lo que implicó protección de la corrupción balaguerista y de las que le sucedieron en el ejercicio del gobierno, congreso y alcaldías controlados por los partidos PRD, PLD y PRM.
En el marco de los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) portador de herencias liberales, mucho menos represivo que el PRSC de Balaguer, se introdujo con fuerza el clientelismo y expandió rápidamente en el seno del DNI la corrupción “democratizada” hasta “cualquierizar” su membrecía y funciones.
La narco-corrupción creció y todo esto escaló a las nubes en las Administraciones del PLD… hasta incorporar ese cuerpo de inteligencia a esa Corporación Mafiosa gubernamental bajo el mando del Comité Político del partido morado (PLD).
Veinte años después, pasadas cinco administraciones, tres de ellas a cargo del ex presidente Leonel Fernández-PLD y dos del ex presidente Danilo Medina-PLD -ambos actualmente blancos de ataque de la lucha anti-corrupción y anti-impunidad- asume Luis Abinader-PRM la dirección de un régimen fundamentalmente empresarial y neo-colonial; aupando nuevos rostros, que entre otros cambios sin calado transformador, introducen en las instituciones y entidades estatales medidas llamadas a privatizar completamente el Estado, relegar la partidocracia desacreditada y convertir el DNI en una DNI más armónica con la lógica imperial-empresarial en tiempo de COVID 19 y con las nuevas modalidades postmodernas de la dependencia.
El estado actual del DNI es para disolverlo y crear un órgano soberano, no para ocultar el rol de la CIA en sus entrañas y cumplir el mandato gringo de adecuarlo como Dirección Nacional de Inteligencia-DNI; situándolo como factor fundamental de una federación de órganos de inteligencia militar, a ser “controlado” ahora por el actual Presidente (¿nuevo mesías de un cambio para peor en no pocos aspectos?), como si él y los anteriores mandatarios no fueron designados “Comandantes en Jefe” de las Fuerzas Armadas y la PN, responsables del DNI durante sus respectivas gestiones de gobierno.
Esos cambios no incluyen modificaciones sustanciales de un personal curtido en el delito y en la sumisión pro-imperialista. Tampoco la eliminación de los centros privados de inteligencia, que hacen negocio con el espionaje, ni cierre de las grandes Estaciones propias de los Estados que la clase gobernante-dominante de este país ha escogido, o aceptados con placer, como Estados tutores de la seguridad de ésta neo-colonia con disfraz de República independiente y con presidentes que no van más allá de gobernadores de colonia.
Entre los pocos rostros nuevos está el de su propio Director Luis Soto, un civil, abogado de profesión, de quien se dice es un “experto en inteligencia”, que nadie informa donde estudió, en cual escuela se especializó, de qué liga procede, qué llevó al Presidente Abinader a designarlo y rodear el tema de tanta secretidad, silenciando su experiencia y vínculos nacionales e internacionales; lo que inevitablemente rodea de sospechas su ascenso meteórico de la vida civil a jefe supremo de inteligencia del país y pone a pensar cuanto habrán gravitado los tutores imperialistas de la seguridad nacional en esta selección, para así cumplir con la tradición en la materia.
Ahora bien, lo que sí es una gran mentira es que la DNI será un factor anti-impunidad, dado que en los nuevos inquilinos de los puntos claves del Estado predominan los jerarcas del capital privado, quienes junto a las corporaciones trasnacionales, tienen una larga trayectoria de estafa al patrimonio nacional y de delitos ambientales impunes.
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