El neofascismo es un fenómeno en expansión a nivel mundial, producto de la prolongada decadencia de la civilización burguesa y la declinación de la hegemonía de EE.UU.
En la actualidad es generado por una crisis sistémica más profunda e integral que todas las anteriores, en la que las clases dominantes-gobernantes y sus instrumentos políticos-ideológico apelan y combinan todas las discriminaciones, opresiones y subordinaciones acumuladas, para prolongar su maltrecha y destructiva dominación sobre pueblos cada vez más decididos a insubordinarse.
Sobre-explotan, excluyen, envenenan y alienan potenciando el racismo, el machismo, la colonización, la xenofobia, la homofobia, la negación de la diversidad en la orientación sexual, el ecocidio y todo tipo de prejuicio y aberraciones ideológicas.
Este fenómeno no es ni simplemente local, tampoco accidental. Se manifiesta en todos los continentes, tanto en el centro como en la periferia del sistema imperialista occidental, y se expresa y se desarrolla con diversas modalidades y ritmos dentro de determinadas características comunes en las diferentes fases y niveles de la crisis en expansión.
El neofascismo guarda una estrecha relación con las consecuencias de la imposición de estrategias y modelos neoliberales que han profundizado las desigualdades, concentrado en el altísimo grado el capital y las riquezas, empobreciendo brutalmente enormes contingentes humanos junto a su entorno natural, imponiendo modelos consumistas dispendiosos y ganancias escandalosas a cargo de las elites capitalistas locales y mundiales, poniendo en riesgo la vida en el planeta y provocando una fuerte tendencia a la ingobernabilidad dentro de esos parámetros.
No se trata de un simple calco del fascismo europeo o japonés del siglo pasado, no es una copia exacta del modelo alemán o del italiano, todos sustentado en un fuerte estatismo y en buena medida en un capitalismo de Estado en expansión.
El actual, el neofascismo, surge en la época del capitalismo neoliberal, en la etapa de la privación en gran escala de lo público y lo social, del achicamiento del Estado propietario, de la desregulación de los mercados bajo control de monopolios y oligopolios privados, de la privatización de la política, los servicios y funciones estatales.
Es un fascismo neoliberal, generado por un neoliberalismo en crisis y en decadencia, en el que las derechas mundiales y las elites capitalistas, cada vez mas deslegitimadas y temerosas de perder hegemonía, se derechizan cada vez mas y apelan al pus y las excrecencias conceptuales que brotan de su larga dominación, cada vez más nutridas por los dogmas religiosos de las que le precedieron.
Surge en una época en la que la conciencia democrática y las luchas por los derechos de los seres humanos y de la Madre Tierra limitan sus capacidades totalitarias y despóticas, obligan a readecuaciones, le imprime reveses a sus pretensiones y no les garantiza a sus protagonistas y beneficiarios regímenes estables; por lo que sus modalidades (trumpismo, macrismo, bolsonarismo, neofascismo europeo…) tiene especificidades que lo diferencian del fascismo originario (europeo y asiático), e incluso de las dictaduras militares fascistas del Cono Sur.
El neofascismo chileno ha recibido un importante revés en su intento de asaltar electoralmente, con el apoyo de EE.UU y las derechas continentales, la Presidencia y el gobierno de Chile; lo que hubiera impactado negativamente la Convención Constituyente
La democracia de calle -ejercida por multitudes a favor de un proceso constituyente- abrió las compuertas y creó la oportunidad para la realización de trascendentes cambios constitucionales vía la CONVENCIÓN CONSTITUYENTE en marcha, se volcó hacia las urnas para derrotar al nazi-pinochetista José Antonio Kast y su neofascista Partido Republicano, que logró desinflar las derechas tradicionales preeminentes en la llamada CONCERTACIÓN DEMOCRATICA que gobernó la mayor parte del periodo post Pinochet.
Así mismo redujo a una misma expresión a la ultraderecha situada bajo la sombrilla del repudiado régimen encabezado por el Presidente Piñera.
El cambio constitucional, que opera como base jurídica-política hacia una nueva institucionalidad, se fortalece con esa nueva victoria, en tanto potencia la subjetividad popular y la vocación transformadora de los movimientos sociales en lucha protagonista de las grandes jornadas Pro-Constituyente.
En el contexto de una gran polarización, al interior de la gran alianza alternativa al neoliberalismo y a su predominante componente neofascista, es de gran significación el ascenso del Partido Comunista Chileno y otras vertientes de las izquierdas y los movimientos político-sociales transformadores. Se trata de factor cualitativo que podría contrarrestar tanto la tentación a escoger la ruta de las concesiones a las enormes presiones internas y externas que se avecinan, como a asumir con firmeza y a profundizar las transformaciones contempladas en el Programa Común.
El triunfo chileno se suma al promisorio repunte de la oleada por la nueva independencia continental y proyectos alternativos a un neoliberalismo cada vez más endurecido por la influencia neofascista, precedidos de las recientes victorias populares en Perú y Honduras; las cuales a su vez reciben ahora un fuerte y promisorio estímulo para auspiciar sus respectivos procesos constituyentes, imprescindibles para romper la camisa de fuerza conservadora de las viejas constituciones y el predominio fuerzas político-sociales reaccionarias en las estructuras establecidas.
Está claro –así lo indica la experiencia chilena y continental- que si el cambio electoral logrado a nivel de gobierno no se desvía del contenido esencial de la democracia de calle que lo alentó y potenció, la confrontación con el neofascismo y el poder imperialista estadounidense que ha tenido lugar hasta la fecha, lejos de haber concluido, habrá de intensificarse y desplegarse. Esa pelea no ha terminado y hay que esperar la nueva contraofensiva a cargo de EEUU y sus instrumentos disponibles a nivel interno y escala internacional.
Esto motiva a definir alianzas coyunturales y estratégicas con todos los procesos en lucha por la autodeterminación regional (Patria Grande liberada) y las suma de soberanías nacionales.
Motiva a valorar todos los factores alternativos y/o enfrentados a una superpotencia en declinación y a un sistema imperialista occidental en crisis mayor, que sin disponer ya posibilidades reales, se empecinan en actuar como si fueran los dueños del mundo.
El importante rol antiimperialista de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia… los aportes de Argentina, México a la nueva independencia continental, la lucha de los partidos y movimientos sociales enfrentados a los designios y comprometidos las alternativas al neoliberalismo… la formación de un nuevo polo mundial diferenciado y opuesto a la agresiva política de EEUU en el que confluyen potencias emergentes como Rusia y China, Irán y Estado soberanos del mundo islámicos y Estado, los Países del ALBA y pueblos en lucha con varias culturas y cosmovisiones
Es tiempo de unidad en la diversidad y de convergencia multicultural contra la opresión clasista, el neoliberalismo, la supremacía blanca, el coloniaje moderno y el patriarcado.
Es preciso desechar la estigmatizaciones basadas en el rechazo a opciones que no se ajustan a la seudo-democracias del Occidente Capitalista y vale entender las limitaciones derivadas de los bloqueos, cercos políticos-militares, agresiones y guerras de diferentes identidades, que convierten a países de Nuestra América en especie de fortalezas sitiadas
De todas manera es oportuno que desde el proceso chileno y de su nuevo gobierno se entienda esa complejidad y la importancia de formar parte de la misma; como lo es alertar frente el rol perverso de las fuerzas neofascista en ese país hermano Chile, en nuestra América y en EEUU., y de cara al proceso de derechización extrema de las derechas continentales.
También es válido prender las alarmas frente a la perversa intensificación de la capacidades conspirativas de esas fuerzas reaccionarias comandadas por los halcones de Washington y ante las no descartables vacilaciones que generan -o podrían generar- esa agresividad ultraderechista en el contexto de confluencias y alianzas tan amplias y tan diversas como las que confluyeron para imprimirle este importante revés electoral precedido de la apertura del proceso constituyente..
En estos casos la clave para seguir triunfando y profundizando el proceso de cambios está en la independencia del poder popular de calle, en la permanente movilización del sujeto pueblo para lograr una Constitución transformadoras, frenar vacilaciones y derrotar la sedición neofascista e imperialista. ¡Ni un paso atrás!
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